sábado, abril 3, 2010, 03:41 PM
VIGILIA PASCUAL“¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado”
Esta es la gran noticia que anunció el ángel a las mujeres que habían acudido al sepulcro del Señor y que nos anuncia la Iglesia: Cristo ha pasado de la muerte a una nueva existencia y vive para siempre.
Esta noche las lecturas han sido más abundantes;
-la creación del cosmos y del hombre, “y vio Dios que era bueno”; después de la primera creación, la resurrección del Señor es una creación nueva.
-el acontecimiento de la primera pascua, en la que Dios salvó a su pueblo de la esclavitud de Egipto; Cristo es el nuevo Moisés que nos libera de la muerte, que nos conduce a una nueva existencia a través de las aguas del bautismo.
-los profetas nos han dicho palabras de ánimo, de esperanza: os reuniré, os daré un corazón nuevo, os purificaré, os amaré con misericordia eterna, os bendeciré…
-Pablo, en el fragmento de la carta a los romanos nos recuerda que “por nuestro bautismo fuimos incorporados a Cristo… que como Cristo resucitado, también nosotros estamos llamados a andar en una vida nueva… que nuestra vieja condición ha sido crucificada… que al haber muerto con Cristo, también viviremos con él…”
-el evangelio presenta el sepulcro vacío, pero el fundamento para llegar a la resurrección del Señor está en sus mismas palabras:”acordaos de lo que os dijo estando todavía en Galilea”; les había hablado de su destino y del plan de Dios para salvarnos centrado en Cristo Jesús.
Esto es lo que celebramos. Que el Señor, a quien nos incorporamos por nuestro bautismo, y que esta noche renovamos, vive, y que cada vez que celebramos la eucaristía nos da como alimento para el camino su propio cuerpo y sangre.
Esta alegría la celebraremos durante cincuenta días, siete semanas, hasta el día de Pentecostés.
Cada año estamos llamados a entrar en esta nueva existencia de Cristo llena de novedad, de fuerza, de libertad interior, de amor.
El mismo Espíritu de Dios que resucitó a Jesús, nos quiere resucitar a nosotros, para que la vida de Cristo esté presente en toda nuestra existencia.
Que nuestra fe renueve nuestras vidas. Que nuestro amor transforme nuestro mundo. Que nuestra esperanza adelante la presencia del Reino de Jesucristo resucitado.