Blog del párroco
ASUNCIÓN DE MARIA AL CIELO (15 de agosto) 
viernes, agosto 13, 2010, 09:28 AM - Comentarios a las Lecturas
ASUNCIÓN DE MARÍA (15 de Agosto)

1ª Lectura: Apocalipsis 11, 19ª; 12, 1.3-6ª: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal
María es la Mujer que representa al pueblo, quien nos da un varón que será amenazado, no destruido y que gobernará con vara de hierro.

Salmo 44, 11.12ab. 16: de pie a tu derecha está la Reina, enjoyada con oro.
María, unida a toda la vida de Cristo, también está unida a su glorificación.

2ª Lectura: Corintios 15, 20-26. Primero Cristo como primicia, después todos los cristianos.
Pablo nos recuerda que Cristo ha hecho partícipes a todos los suyos de la gloria de su resurrección, pero esto no ocurrirá has el final de los tiempos; como una primicia mas está María, asociada íntimamente a la pasión, a la cruz y a la victoria y quien ha recibido este premio final de modo adelantado. María es plenamente la primera salvada por la Resurrección de Jesucristo. Ya está en el cielo en cuerpo y alma.
En el prefacio la Iglesia proclama: “no quisiste que conociera la corrupción del sepulcro la mujer que, por obra del Espíritu, concibió en su seno al autor de la vida, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro”. María es como una nueva Eva que repara el pecado cometido por aquella. Gracias al fruto de sus entrañas se establece “la salud y el poderío y el reinado de nuestro Dios y la potestad de su Cristo” (primera lectura)

Evangelio: Lucas 1, 39-56. El poderoso ha hecho obras grandes por mí: enaltece a los humildes.
El triunfo de María comienza en la tierra por su fidelidad a la voluntad de Dios y su apertura y entrega a los hermanos. La base es su humildad y la misericordia de Dios.

Desde el siglo VI-VII la Iglesia en Occidente celebra el 15 de agosto la Asunción de María en cuerpo y alma a los cielos: en Oriente ya se celebraba en el siglo V, llamándose la Dormición de Santa María. Esta fe del pueblo recibió un respaldo dogmático cuando el 1 de noviembre de 1950 el Papa Pío XII proclamó la Asunción en estos términos: “La Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”.
Los tres misterios de la vida de la Virgen que tienen relación con su hijo, son celebrados en la liturgia con máxima solemnidad: la Inmaculada Concepción (8 de diciembre) cuyo fin era preparar una digna morada al redentor; la Maternidad Divina (1 de enero) que nos recuerda que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre, y la Asunción (el 15 de Agosto) que manifiesta la estrecha relación de María con la obra de su Hijo.

Hoy los cristianos miramos a María en el cielo: la que desde siempre estuvo unida a Cristo, lo está para siempre.
En María, el triunfo de Jesucristo, empieza a ser también nuestro.
En María empieza una nueva etapa de la historia, la vida ya no queda encerrada en la realidad mortal a la que el pecado la había relegado.
En María, todo lo que le ha sucedido por obra de Dios, está marcado por la fe. “Feliz porque has creído”.
Dios irrumpió en su vida, se fió y se lo entregó todo y se puso en las manos de Dios, quien va realizando en ella maravillas hasta este momento de glorificación y plenitud total. La respuesta de María es una acción de gracias permanente.

El concilio Vaticano II dijo de María que era madre y modelo de esperanza para toda la Iglesia y para cada cristiano, porque en ella vemos realizado y el destino que nos espera: el cielo, junto a Dios, por pura gracia. Nuestra vida no es un camino que no conduce a ninguna parte o al vacío, sino a gozar de la vida con Dios para siempre.

Hoy vemos a la Madre en la gloria. Hoy vemos que nuestra vida tiene sentido y fin. En María hubo mucha confianza, mucha entrega y mucho amor. Dejemos que Dios conduzca también nuestra vida para que también nosotros lleguemos a la gloria del cielo.


Comentarios