Blog del párroco
CONMEMORACIÓNDE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS (2 de noviembre) 
jueves, octubre 28, 2010, 05:07 PM - Otros
CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS
(Martes 2 de noviembre)

Cristo con su resurrección vence a la muerte, la suya y la de todos los hombres; proclama que es el Hijo de Dios, que su vida y su palabra es la gran verdad de Dios sobre el hombre, sobre la vida y sobre toda la creación.
El último de los artículos de la fe anuncia nuestra resurrección, la resurrección de los muertos: “Creo…en la resurrección de la carne y en la vida eterna.” (Símbolo de los apóstoles). “Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.” (Símbolo de Nicea).
San Pablo en 1ª Corintios 15, 13 nos dice. “Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó”. El núcleo de la fe es la resurrección del Señor, y la nuestra, uno de sus mejores frutos.
El día de difuntos podemos rezar por ellos porque la muerte física no ha sido su final, su muerte también ha sido vencida con la resurrección del Señor. Hoy la Iglesia quiere recordar a todos los difuntos, expresando así la comunión que existe entre los cristianos que han muerto y los que peregrinamos todavía por el mundo, entre los que están en el cielo y todavía en la tierra, intercediendo unos por otros para poder disfrutar todos un día de la vida y de la gloria de Dios.
Estos días los cementerios se convierten en jardines muy concurridos. Las visitas expresan el anhelo de vivir en comunión; las flores, el aroma, la inmortalidad; y el color, la vida. Aun en un tiempo tan descreído como el nuestro, el respeto, el recuerdo y el culto a los difuntos es expresión de esa huella gravada en el corazón de cada ser humano y que es signo del anhelo de inmortalidad que está presente en nuestras vidas. No solo no queremos morir, sino que queremos vivir para siempre.

Los prefacios de las misas de difuntos siempre han anunciado la resurrección; La Iglesia celebra la fe que profesa: “En él (Cristo) brilla la esperanza de nuestra feliz resurrección y así, aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad. Porque la vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma, y al deshacerse nuestra morada terrenal adquirimos una mansión eterna en el cielo” (prefacio 1º). “Porque él aceptó la muerte, uno por todos, para librarnos del morir eterno; es mas, quiso entregar su vida, para que todos tuviéramos vida eterna” (prefacio 2º).
“Porque él es la salvación del mundo, la vida de los hombres, la resurrección de los muertos”(prefacio 3º).
“Porque al redimirnos con la muerte de tu Hijo…nos llevas a nueva vida para que tengamos parte en su gloriosa resurrección” (prefacio 4 º).
“El morir se debe al hombre…pero hemos sido redimidos por la victoria de tu Hijo” (prefacio 5º).

La fe en la resurrección nos une a Cristo resucitado, nos recuerda que nuestra salvación es fruto de su entrega, nos mueve a vivir de manera coherente con la fe y de forma responsable porque todo no acaba en este mundo y hemos sido rescatados con un alto precio, la sangre de Cristo.

La oración por los difuntos nace de la fe en la resurrección y es expresión de afecto y de gratitud; forma de comunión.

En el momento de la muerte de los nuestros, un motivo de consuelo es todo el bien que hemos encontrado en sus vidas, pero la razón de nuestra esperanza está en el amor de Dios. “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues lo somos”. Que su amor nos acoja, nos perdone y nos salve.


Comentarios