Blog del párroco
SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO (21 de noviembre) 
sábado, noviembre 20, 2010, 10:16 AM - Comentarios a las Lecturas
SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO
(Domingo 34º del Tiempo Ordinario, último del año litúrgico)

1ª Lectura: 2º de Samuel 5, 1-3. Ungieron a David como Rey de Israel.

Salmo 121. Qué alegría cuando me dijeron: “vamos a la casa del Señor”.

2ª Lectura: Colosenses 1, 12-20. Nos ha trasladado al reino de su Hijo querido.

Evangelio: Lucas 23, 35-43. Señor, acuérdate de mí, cuando llegues a tu reino.

Jesucristo es Rey y Señor del universo y de cada uno de nosotros, y su reino, como diremos en el prefacio, es el reino de la verdad y de la vida, de la santidad y de la gracia, de la justicia, del amor y de la paz.

Esta fiesta fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de marzo de 1925, para motivar a los católicos a reconocer que el único Señor de la Iglesia es Jesucristo.
Posteriormente, al mover esta fiesta al final del año litúrgico, se le añadió un nuevo sentido, resaltando que Cristo es centro de la historia, principio y fin, alfa y omega.
Cristo ya ha comenzado a reinar en la vida de todos los que le seguimos queriendo ser justos, veraces, fieles a su palabra, comprometidos con la defensa de la vida y con los pobres, servidores y sacrificados; pero no reinará definitivamente hasta que vuelva al mundo con toda su gloria al final de la historia.
En tiempos de persecución a los cristianos por odio a la fe, “Viva Cristo Rey”, ha sido para muchos el grito de fe y amor al Señor en el momento de la muerte.

La primera lectura nos narra la unción de David como rey de Israel; por la unción del Señor pasa de pastor de ovejas a pastor de pueblos; el es figura de Ntro. Sr. Jesucristo, el ungido por el Espíritu, pastor auténtico que llegará a dar la vida, Rey de reyes y Señor de los señores.

La segunda lectura es un himno en el que contemplamos el señorío cósmico de Jesucristo, su grandeza, su misión: Él nos ha redimido, es la imagen del Dios invisible, es el mediador de la creación, quien lo sostiene todo; es cabeza, principio, primogénito, el primero en todo, en quien reside la plenitud de la divinidad, el único que reconcilia cielo y tierra por la sangre de su cruz. Es quien nos permite alcanzar la plena y definitiva posesión del reino de Dios.

El evangelio nos presenta a Jesús en la cruz, próximo a la muerte, entre las burlas de los que lo rodean. Así reina Jesucristo.
El pueblo está en silencio mirando. Las autoridades, los soldados y uno de los ladrones crucificados se burlan. Solo el “buen ladrón” le defiende y le suplica.
Le dicen “Mesías”, “elegido”, “rey de los judíos” “sálvate a ti mismo”.
Jesús completa el plan misericordioso de Padre perdonando a quienes le crucifican y prometiendo compartir su destino a quien confía en él. Su victoria sobre la muerte constituye su reinado sobre todos, judíos y no judíos y nos muestra su evangelio como el único camino hacia la vida.

Manifestemos con nuestra vida que Jesús es nuestro rey y señor, y como el buen ladrón tengamos valor para defender a Jesucristo, a la Iglesia, los valores de la vida cristiana, para poderle suplicar que se acuerde de nosotros. Y él, como al buen ladrón nos dirá “te lo aseguro, hoy estarás conmigo”.

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