Blog del párroco
TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (23 de enero) 
sábado, enero 22, 2011, 10:51 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO TERCERO DEL TIEMPO ORDINARIO (23 enero)

1ª Lectura. Isaías 9, 1-4. El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz.

Salmo 26. El Señor es mi luz y mi salvación.

1ª Lectura. 1pPrimera a Corintios 1, 10-13.17. Cristo me ha enviado a evangelizar.

Evangelio. Mateo 4, 12-23. Veníos detrás de mí y os haré pescadores de hombres.

Las lecturas de este domingo hablan de llamada y conversión.

El Reino de Dios está llegando, el proyecto de Dios sobre el mundo se está comenzando a realizar, y para entrar en él y participar es necesario tomar la decisión personal de asemejarse a Jesús y hacer nuestro su proyecto.

En la primera lectura Dios llama a Jonás y con su predicación invita a la conversión a los habitantes de Nínive. En la segunda lectura, Pablo urge a no desaprovechar el momento presente y a revisar nuestros valores y prioridades.
El evangelio sitúa a Jesús en la “Galilea de los gentiles”, en Cafarnaún, ciudad abierta al mar, para hacer su invitación a formar parte del Reino de Dios, proyecto dirigido a todos los hombres.

“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande…”. La luz grande es Jesús.
Hoy la tiniebla se manifiesta de muchas maneras: en la pérdida del sentido de Dios; en la falta de metas, de búsqueda de la verdad, de puntos de referencia; en la pérdida de la conciencia moral; en el pragmatismo que nos hace pensar que solo existe y vale lo que se ve y se toca; en la ausencia de todo tipo de interés por los demás, sobre todo por los mas desfavorecidos…

Caminar en la luz es seguir a Jesucristo, construir la vida siguiendo sus pasos, su ejemplo. Para ello necesitamos inspirarnos en él para continuar la obra que él empezó, haciendo nuestras las actitudes que dieron sentido a su vida y a su muerte.

El teólogo José Antonio Pagola dice que el cristiano debe actuar de manera diferente priorizando:
- la compasión, como principio de actuación hacia los que sufren. Sin ella, las grandes palabras, solidaridad, justicia, democracia…no son nada. El Señor nos dice “sed compasivos”, como nuestro Padre celestial, nada menos.
-la dignidad de los últimos como principal meta. Esto supone enfocar y comprender la vida en otra dirección y, por tanto, desde otras metas y prioridades. “Los últimos serán los primeros”.
-impulsar un proceso de curación que libere al hombre y a la humanidad de lo que le destruye y degrada. “Id y curad”, aliviad el sufrimiento, sanear la vida. Y… ¡hay tantas causas que provocan sufrimiento al ser humano que lo degradan y lo destruyen…!

Esta es la misión que Jesús nos encarga. Vivir así supone vivir como hijos de la luz y con un corazón nuevo.

La conversión, a la que tantas veces nos invita Jesús, es una llamada necesaria. Está llena de esperanza, ya que expresa su gran confianza en nosotros, y de realismo, por el peligro que tenemos a asemejarnos al mundo y a sus valores. El Señor sabe que si nos abrimos a él nos liberaremos del egoísmo que nos empequeñece, de angustias que nos cierran en nosotros y de complicaciones que justifican nuestra falta de generosidad. Que el corazón nuevo que supone la conversión nos ayude a ser mas humanos y mas nosotros mismos.

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