sábado, marzo 12, 2011, 10:54 PM - Comentarios a las Lecturas
PRIMER DOMINGO DE CUARESMA (13 de marzo)1ª Lectura: Génesis 2, 7-9; 3,1-7: Seréis como Dios, conocedores del bien y del mal
Salmo 50: Misericordia, Señor, hemos pecado
2ª Lectura: Romanos 5, 12-19.
Evangelio: Mateo 4, 1-11
La Cuaresma es el camino hacia la Pascua. En la oración del comienzo de la misa pedimos “avanzar en el conocimiento del misterio de Cristo y vivirlo en su plenitud”. Tiempo para penetrar en el conocimiento del misterio de Cristo mediante la escucha de la palabra de Dios, para vivirlo.
Este ciclo A, recordaremos domingo tras domingo, el camino que recorrían los catecúmenos hacia el bautismo y nos ayudará a renovar nuestro compromiso bautismal.
Hoy la primera lectura nos habla del primer pecado: opción por el bien aparente y desobediencia a Dios. Esta es la situación del pecador. En el evangelio contemplaremos a Jesús tentado que vence y que nos ayuda a vencer a nuestras propias tentaciones.
Jesús, antes de comenzar su ministerio, en el desierto de Judá, sufre la experiencia de la tentación. Se retiró durante cuarenta días y cuarenta noches, número simbólico que nos recuerda el diluvio, el Sinaí, la peregrinación por el desierto, la conversión de Nínive, y con su victoria hace posible el que nosotros con El y como El también venzamos al mal. Las tres tentaciones de Jesús nos recuerdan los tres grandes peligros que tenemos las personas de vivir esclavos del placer, del poder y del poseer.
En la primera tentación se da en el desierto, lugar donde se puede escuchar la voz de Dios y donde se es seriamente tentado. Jesús no quiere utilizar a Dios para convertir las piedras en pan; el pan es necesario, el que tiene hambre tiene que comer, pero además de pan el ser humano necesita justicia, dignidad, sentido, amor…”toda palabra que sale de la boca de Dios”.
La segunda tentación se produce en el templo: “tírate…tus ángeles cuidarán de ti, te sostendrán”. La religión no es para dar seguridad; tampoco nos conformamos con quedar bien ante los demás o tener una vida fácil, “sin tropiezos”. En vez de quedar bien, queremos hacer el bien; Dios espera que construyamos un mundo, que creemos unas condiciones de vida dignas para todo ser humano. El fin de la vida no es tenerla fácil ni el fin de la Iglesia buscar su propio éxito.”No tentarás”.
La tercera tentación es en una montaña muy alta. “Todo esto te daré”. Jesús viene a traer la paz; Él no domina, sirve; cuando se vive desde el “poder por el poder” se sirve al diablo; el estilo de Jesús no es imponer a la fuerza sino ofrecer desde el amor.
Tenemos el peligro de hacer de la satisfacción de las necesidades materiales el fin de la vida. La palabra de Dios nos enseña que es más importante compartir que acaparar, crear vida que aprovecharse de los demás.
También podemos caer en la tentación de buscar el triunfo personal o el éxito a cualquier precio, siendo infieles a nuestras propias convicciones; Jesús nos enseña la grandeza del servicio desinteresado.
Pensar que la vida es fácil, que sin esfuerzo y sacrificio se pueden resolver todas las situaciones porque Dios está con nosotros, es una forma de entender la religión sin haber comprendido el mensaje de la cruz, donde vemos a Jesús que da la vida.
Esta sociedad tan excesiva en los ofrecimientos, informaciones, posibilidades, nos puede hacer superficiales y pasivos, frágiles e inconsistentes, haciendo que olvidemos lo esencial. Cristo, “nuevo Adán”, nos sigue recordando que “no solo de pan vive el hombre”