Blog del párroco
DOMINGO 33º DEL TIEMPO ORDINARIO (13 de noviembre) 
sábado, noviembre 12, 2011, 04:14 PM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 33º DEL TIEMPO ORDINARIO (13 de noviembre)

1ª Lectura. Proverbios 31, 10ss. Trabaja con la destreza de sus manos.

Salmo 127. Dichoso el que teme al Señor.

2ª Lectura. 1ª a Tesalonicenses 5, 1-6. El día del Señor llegará como un ladrón en la noche.

Evangelio 25, 14-30. Como has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu Señor.

La liturgia nos recuerda, en cada final de año litúrgico, que el Señor vendrá y nos pedirá cuentas, de los talentos recibidos; vendrá sin avisar, como un ladrón en la noche, pero vendrá.

No es suficiente esperarlo en vela, con la lámpara de la fe encendida y un poco de aceite en la alcuza, que nos permita el que no se nos apague la lámpara; hoy damos un paso más. Vendrá y nos pedirá cuentas, por tanto, hay que multiplicar las cualidades, los dones recibidos.

El hombre que hoy se marcha de viaje, dejando un poco de su patrimonio en cada uno de nosotros (cinco, dos, un talento), nos recuerda que lo que hemos recibido, lo que somos y tenemos, es puro don y gracia, que procede de Dios, para que trabajando y arriesgando lo hagamos fructificar. Los frutos son distintos en cada uno y están en función de los bienes recibidos, porque “al que más recibe, mas se le pedirá”. A la vuelta, el señor que reparte los talentos, si los hemos trabajado bien, nos felicita, nos invita a sentarnos en el banquete del reino y nos recuerda que la fidelidad en lo pequeño es prueba de confianza para recibir bienes mayores (“como has sido fiel en lo poco recibirás un cargo importante”).

Lo que irrita realmente a Dios es la actitud de pereza, de falta de confianza (“tuve miedo, toma lo tuyo”) y el atrevimiento irreverente de decir al señor que es injusto porque “siega donde no siembra y recoge donde no esparce”. “Se le quitará… y se dará al que” lo haga fructificar. Es el evangelio de la responsabilidad, tanto personal como eclesial.

Dios, en el mundo, quiere llevar adelante su plan y su proyecto con nosotros, valora nuestra implicación y trabajo. Es el misterio de compaginar la gracia de Dios con el esfuerzo y el sacrificio humano. Espera que ofrezcamos nuestros escasos panes y peces para dar de comer a mucha gente; que pongamos en juego nuestra imaginación, nuestra inteligencia, nuestro esfuerzo, para desde lo que somos, por pura gracia de Dios, trabajemos en su proyecto de sociedad y de Reino.

Es grande el peligro de desanimarse o de cerrarse en la propia vida y costumbres, porque el proyecto de trasformar la realidad es enorme e inalcanzable. También es un peligro refugiarse en el temor de la inseguridad y el miedo. La palabra de Dios nos invita al trabajo responsable, llenos de confianza porque el Señor camina junto a nosotros. Se refuerza la invitación a la responsabilidad con las palabras finales del evangelio de hoy: “se les quitará, se les echará fuera a las tinieblas…”

Se nos pide cuentas porque el Señor nos ama, porque espera en nosotros, porque valora lo que se nos ha dado, porque es importante y urgente la misión de servir a los demás y mejorar el mundo.


Comentarios