Blog del párroco
MEDITACIÓN DE ADVIENTO 
sábado, diciembre 17, 2011, 07:39 AM - Otros
MEDITACIÓN EN ADVIENTO

El ser humano puede desconocer u olvidar el proyecto de Dios y sus tiempos. El proyecto de Dios existe desde antes de la creación y se basa en un amor infinito al hombre, por quien lo crea todo, a quien crea para compartir con él su vida y eternidad.
Contempla las dificultades que va a tener con la colaboración del hombre, quien dejándose llevar por sus pasiones y haciendo mal uso de su libertad puede dejarse llevar por el orgullo y perder la alegría de ser hijo; por la envidia, la competencia, el rencor… y olvidar la grandeza de ser hermano. Puede mirarse solo a sí mismo, y preso de la codicia puede generar injusticia, pobreza, destrucción de la naturaleza.

Tanto deterioro corrompe el corazón humano y desde esa corrupción interior inventa tantas manifestaciones del mal radical que están poniendo en peligro la vida humana, el futuro de la especie y que son un grave atentado contra la dignidad del hombre, imagen y semejanza de Dios: el aborto, las drogas, los secuestros para venta de órganos, pornografía, coartar las voluntades por dinero, las violencias y muertes por el ansia de poseer al otro, las mil formas de corrupción por parte de quienes tienen que velar por los intereses y necesidades del ser humano. Las manipulaciones a nivel internacional, por las que muchos países están en manos de otros que les explotan por medio de crueles dictadores…

Además, los males y problemas que surgen de nosotros mismos y de nuestro entorno por errores, pecados, enfermedades…o malas acciones de los más próximos.

Dios no se rinde. Es posible la esperanza y la salvación. De los troncos más secos resurgen los tallos más vigorosos. Dios no se desdice. No nos libra de la cruz, cuenta en todo momento con nosotros. Renuncia a la violencia, a lo espectacular a lo que se impone. Por una Virgen, a través de un Niño, en un joven coherente que pasa y trasciende la Cruz.

En adviento hemos oído a los profetas quienes nos recuerdan incansablemente que hay que ser fieles, porque el Señor es fiel y no cambia ni se vuelva atrás. El Bautista, con una vida libre y austera, con mucha energía y verdad, con una profunda humildad, nos indicaba la forma de prepararnos y preparar el camino al Señor: enderezad, allanad, disponed…Y María, la Virgen Madre. ¡Cuánto le gusta a Dios el estilo de María! Si de verdad cayéramos en la cuenta, la tendríamos, en todo, como maestra y modelo de vida cristiana. “Hijo ahí tienes a tu Madre”. Para ser de mi familia, tienes que sentirte hijo de mi madre, nos dice Jesús. Y lo acogió, y nos los dio, y nos los sigue dando, con infinito amor de Madre.

Es fácil decir “sí”. A veces, por precipitación o por cobardía y respeto humano. También es fácil decir “sí” y no hacer caso, olvidarlo y que la vida y actuaciones vaya por otro camino. María lo hizo columna vertebral de su vida: todo, absolutamente todo, lo vivió desde él. Si tuvo dudas, no las manifestó. Todo lo que mostró fue coherencia. En los momentos más difíciles solamente se veía que el amor era muy grande.

El adviento es prepararnos. Podemos ser desierto, estepa, barrizal, bosque confuso. Hay que salir de donde la vida nos mete y discernir, intentar descubrir lo que el Señor nos pide. No quiere pasar y ya está. Ruin servicio prestamos si no salimos de los tópicos sensibleros, consumistas, donde se maquilla la caridad para tranquilizarnos…donde hay mucha reunión y poca comunión de corazones porque falta el amor. Dios viene a nacer, a hacerlo todo nuevo desde su estilo, desde sus valores. Tenemos, todavía una semana, para reaccionar y que no pasa impunemente otra navidad y nos haga más vanos y más pobres de compasión, fraternidad y justicia. La Navidad ayuda a madurar; María pasa de aquella doncella asustadiza a la mujer fuerte de junto a la cruz del Señor que inicia una maternidad nueva. Es el milagro del verdadero amor, el milagro de Dios.

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