Blog del párroco
SAGRADA FAMILIA (30 diciembre 2011) 
jueves, diciembre 29, 2011, 09:40 AM - Comentarios a las Lecturas
FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA: JESÚS, MARIA Y JOSÉ (30-12-2011)

1ª Lectura. Eclesiástico 3, 3-7. 14-17ª. El que teme al Señor honra a sus padres.

Salmo 127. Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.

Colosenses 3, 12-21. La vida de familia vivida en el Señor.

Evangelio. Lucas 2, 22-40. El Niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría.

Jesús, como hombre verdadero que es, ha nacido en el seno de una familia y la ha necesitado para todo. Allí le cuidaron y empezó a crecer; allí le amaron y aprendió a amar; allí rezó con sus padres y fue a la sinagoga y se introdujo en la vida religiosa de su pueblo. Allí tuvo la primera experiencia de que no estaba solo y aprendió a respetar, a compartir, a trabajar. La familia es, al mismo tiempo, hogar, escuela e iglesia. Es el ámbito donde nos sentimos queridos y aceptados como somos, sin necesidad de fingir; donde nos cuidan en la enfermedad, nos aguantan en las crisis, se alegran con nuestros éxitos…pero sobre todo, donde nos acompañan silenciosamente en el día a día, único camino de crecimiento normal. En la familia encontramos la primera ventana para contemplar el mundo; la primera luz para entenderlo, valorarlo, respetarlo y disfrutarlo. Es donde podemos conseguir espacios de silencio y soledad que nos permiten orar y ser nosotros mismos.

Todo lo que somos y podemos, ya en ciernes, lo encontramos en nuestra familia .

Dios Padre eligió la familia para Jesús, a María y a José. Dios sabe y tiene buen gusto. Para las cosas de importancia siempre elegimos a gente que nos quiere, que nos respete, que nos entiende, que sea bondadosa.

Dios eligió a María y a José: Confiaron, se quisieron, se entregaron al plan de Dios y al cuidado del Niño. Respetaron su proceso de crecimiento, en edad, sabiduría y gracia. Muy pronto se dieron cuenta que los superaba y desbordaba.

La familia de Nazaret tenía virtudes y formas de actuar que hoy no se comprenden. Se dedicaban al miembro de la familia más necesitado, ninguno pensaba en sí mismo, lo hacían todo con discreción, sin protagonismos, no se cansaban y permanecieron unidos y fieles en los tiempos más difíciles. Se querían y querían cumplir el proyecto de Dios en sus vidas.

Hoy se confunde la capacidad de tener relaciones sexuales o la necesidad y la diversión de tenerlas con la capacidad de convivir. Por supuesto, ser capaz de convivir, tampoco equivale a la vocación o proyecto de construir familia. Se puede ser estupendo en la convivencia (a cuantos “personajes del colorín” oímos decir del amigo-compañero-pareja-novio…o lo que sea:”es muy divertido, nos lo pasamos muy bien”, y no funcionan como matrimonio cuando se casan.

El que quiere construir una familia sabe que es un proyecto de dos, compartido desde su inicio. Que tienen una doble vocación: ser presencia del amor de Dios en el mundo y colaborar con El en la transmisión de la vida. Esta misión no se puede llevar adelante sin mucho amor amor y mucha dedicación (entiéndase trabajo y sacrificio). Las virtudes de la familia de Nazaret las necesita cualquier familia cristiana. Si ilusionante es traer un hijo al mundo, es muy apasionante ayudarle a descubrir a Dios, a los demás, al mundo y a la vida, desde los criterios de Dios.

La crisis por la que pasa la familia es muy grande. Los indicadores más claros son la disminución de celebración de matrimonios y los divorcios. Pero la crisis es mucho más profunda: el que el “yo” sea el único centro, a pesar de los demás, incapacita para toda relación. El tremendo materialismo, la huída de todo compromiso personal, la pérdida del sentido de Dios. Son frutos de estos planteamientos, los abortos, crímenes horrendos que van contra lo más sagrado de la vida humana, la sustitución del término matrimonio hombre-mujer por otros tipos de relación…y otros muchas consecuencias que tienen que ver con el respeto a la dignidad de los niños y con el respeto y atención a los débiles, ancianos, enfermos.

El Señor necesitó una familia en Belén y en el Calvario, y cuando pensó en la Iglesia, pensó en una familia.

Que la familia de Nazaret bendiga a nuestras familias, a la Iglesia y a todo el mundo.


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