Blog del párroco
DOMINGO 26º DEL TIEMPO ORDINARIO ( 30 de septiembre de 2012) 
viernes, septiembre 28, 2012, 08:13 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 26º DEL TIEMPO ORDINARIO (30 de septiembre)

1ª Lectura. Números 11, 25-29. ¿Estás celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta!

Salmo 18. Los mandatos del Señor alegran el corazón

2ª Lectura. Santiago 5, 1-6. Vuestra riqueza está corrompida.

Evangelio. Marcos 9, 37-42.44.46-47. El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Si tu mano te hace caer, córtatela.

El evangelio de hoy nos ofrece dos enseñanzas fundamentales. Una nos abre a todas las personas de buena voluntad que desde distintos planteamientos, mentalidades o creencias hacen el bien a los demás:”el que no está contra nosotros está a favor nuestro”. La otra nos alerta sobre cualquier acción que pueda ser ocasión de escándalo.

Los cristianos debemos valorar el bien venga de donde venga y estar dispuestos a colaborar con todas las personas que lo hacen. Hacer el bien y trabajar por los demás no es exclusivo de los discípulos del Señor. En determinados momentos hemos tenido el peligro de ser especialmente celosos en hacer el bien, pensando que es misión exclusiva nuestra. Esta clase de celos “indica” que podemos buscar más el protagonismo y reconocimiento social que el bien real de los otros. Los cristianos debemos ser muy abiertos para colaborar con todos los que están implicados en defender los derechos de las personas, en trabajar contra la pobreza y a favor de la dignidad del ser humano. Y valorar y apoyar toda iniciativa y proyecto que favorezca el bien de las personas venga de donde venga. En la primera lectura Moisés dice “¡ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el Espíritu del Señor!”. El Espíritu, gracias a Dios, no está encerrado en la institución ni en la autoridad, nadie tiene la propiedad y desborda a todo el pueblo. Moisés, muy sensatamente, se alegra y deja hacer el bien. Esta actitud cristiana es poco partidista, muy eficaz y respetuosa.

La otra enseñanza fundamental es prevenirnos contra el peligro de escándalo. “Escandalizar” es poner a alguien un tropiezo para que caiga en el camino. Los pequeños son los niños, pero también los sencillos, los débiles en formación, los que mantienen una práctica religiosa de mínimos (los débiles en la fe). La gravedad del escándalo está en que en vez de defenderlos y ayudarlos se les corrompe y se les pone en situación de perderse. El peligro a escandalizar o desorientar debe hacer que tengamos un gran cuidado y que nos sintamos muy responsables ante la repercusión de nuestros actos.

El escándalo también puede utilizarse como excusa para justificar el no cumplimiento de las propias obligaciones. En este tiempo los medios de comunicación deberían ser más responsables con las noticias e imágenes que emiten y con los comentarios que hacen, ya que pueden ser una influencia nociva para los “pequeños” y “débiles” de la sociedad. Informar sin favorecer lo morboso, siempre malo para todos.

También son muy duras las palabras del Señor hacia el que recibe el escándalo: “si tu mano…tu pie…tu ojo… te hace pecar…córlatelo…sácatelo…” El cristiano y toda persona de buena voluntad debe tener el valor de evitar, aunque piense que tiene derecho, está formado o es adulto, todo aquello que le pueda perjudicar en su vida moral y en la visión que va teniendo de los demás, de la sociedad y de la vida, porque ponerse en peligro es un riesgo irresponsable. Hemos creado un ambiente cultural en el que lo erótico, las infidelidades, la falta de pudor en lo que se dice y en lo que se muestra, la violencia…hace que se vea como normal lo que es malo y peligroso. Debemos preservar a los niños y a los mayores.

El cristiano no se sitúa ante la vida con espíritu timorato. Es consciente de su fragilidad, de la realidad de la tentación, de la inclinación al mal, y favorece lo bueno y evita lo malo. Solo los mandatos del Señor “alegran el corazón”.

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