Blog del párroco
DOMINGO 29º del TIEMPO ORDINARIO. DOMUND, Domingo mundial de la propagación de la fe 
sábado, octubre 20, 2012, 08:39 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 29º DEL TIEMPO ORDINARIO (21 de octubre de 2012) DOMUND. Jornada mundial de las misiones.

El cartel de este año nos presenta el lema “Misioneros de la fe” en el centro de la Cruz. En ella Jesucristo entregó su vida y de ella nace la fe como gracia que recibimos los bautizados. Mirar la Cruz suscita la súplica de los apóstoles: “Señor, auméntanos la fe” (Lc. 17, 15).

Al pie de la cruz están unas manos abiertas mostrando el mundo, manos de la Iglesia, de los misioneros, de todos los cristianos dedicados a la evangelización, que llevan a la humanidad a Jesucristo, para que renazcan a la vida de fe que nace de la cruz salvadora.

El Papa, en su mensaje para la jornada mundial de misiones nos dice: “Llamados a hacer resplandecer la Palabra de la verdad”
“Llamados”, urgidos a evangelizar. Es una llamada permanente en la Iglesia, a la Nueva Evangelización, dirigida a los países que fueron evangelizados, la vieja Europa, pero que se han descristianizado por el relativismo que nos impulsa a vivir como si Dios no existiera, y se vive la fe con apatía, sin convicción y sin entusiasmo. Y a la primera evangelización, a la misión “ad gentes” que es la que hizo nacer esta jornada y que en ningún momento podemos olvidar. La iglesia siempre tiene que llevar a Jesucristo a quienes nunca han oído hablar de Él, y aunque la nueva evangelización sea una tarea urgente, todas las personas tienen el derecho de oír alguna vez la buena noticia de que Dios es un padre, su padre, que les ama.

El mensaje del Papa nos urge a los cristianos, a las comunidades y a toda la Iglesia a no olvidar y a vivir la misión: “hay de mí –dice Pablo- si no anuncio el evangelio”. No es misión de la Iglesia jerárquica, toda la Iglesia es misionera y la fe se exprese en el anuncio y en el compromiso de la caridad. Todas nuestras celebraciones y actividades, personales y comunitarias deben tener esta “intención” misionera.

Estamos llamados a “hacer resplandecer la Palabra”, trasparentar a quien nos envía, que quien nos mire, vea a quien nos envía; pero ser muy explícitos en el anuncio, no reducirlo a buenos consejos generales sino proponer la Palabra, el mensaje salvador del Señor. Esto nos exige mucha coherencia de vida, expresando con nuestro comportamiento a Aquel en cuyo nombre hablamos y actuamos.

Y hablar y actuar con entusiasmo, con convicción. Jesucristo y su mensaje no deben quedar escondidos; a nosotros nos ha transformado y lo anunciamos para que los demás también tengan la vida nueva que nos trae Jesús y que en nosotros está realizando el Espíritu. Es el Espíritu quien nos urge y grita en nuestro interior.

LECTURAS DE LA EUCARISTÍA

1ª Lectura Isaías 53, 10-11. Cuando entregue su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años.

Salmo 32. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

2ª Lectura. Hebreos 4, 14-16. Acerquémonos con seguridad al trono de la gracia.

Evangelio. Marcos 10, 35-45. El Hijo del Hombre ha venido a entregar su vida en rescate por todos.

Las tres lecturas nos invitan a poner los ojos en Cristo.
Isaías nos presenta al Mesías, al Siervo de Yavé triturado por el sufrimiento, cargando con los crímenes de la humanidad para ser el salvador de los hombres.

El autor de la carta a los Hebreos nos habla de Cristo sacerdote, compasivo, probado en todo como nosotros, menos en el pecado; Cristo es Mediador y camino que nos conduce al Padre y nos obtiene su misericordia.

El Evangelio presenta el contraste entre el interés de los hijos de Zebedeo, preocupados por el poder, la influencia…muy cercanos a nuestros intereses, a los del mundo, y la propuesta del Señor: el les anuncia su muerte, les pregunta si serán capaces de beber su cáliz, compartir su destino, y les dice que sus discípulos, como El, tienen que hacerse pequeños y tener actitudes de servicio y entrega hasta dar la vida.

En la pasión, Jesús, acepta el cáliz que le ofrece el Padre, ¿en cada Eucaristía a la que asistimos aceptamos el cáliz que nos ofrece Jesucristo?.

Por nuestro Bautismo, nosotros también hemos sido sumergidos con Cristo en una entrega dolorosa hasta la donación total. Bautismo y Eucaristía nos introducen de lleno en el misterio de la Pascua del Señor para que compartiendo su destino demos vida.

Misioneros de la fe, Testigos de la fe. Misioneros de Cristo, de este Cristo que nos llama a identificarnos con su vida y con su misión salvadora. Difícil reto identificarnos con El. Gran misión llevar a los hermanos de nuestro tiempo, tan llenos de otras cosas, el Evangelio de la salvación.


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