viernes, febrero 15, 2013, 03:46 PM - Comentarios a las Lecturas
PRIMER DOMINGO DE CUARESMA (17-2-2013)1ª Lectura. Deuteronomio 26, 4-10. Profesión de fe del pueblo escogido.
Salmo 90. Acompáñame, Señor, en la tribulación.
2ª Lectura. Romanos 10, 8-13. Profesión de fe del que cree en Jesucristo.
Evangelio. Lucas 4, 1-13. El Espíritu le iba llevando por el desierto y era tentado.
El miércoles, con el rito penitencial de la ceniza, iniciábamos la Cuaresma, el camino hacia la Pascua, la celebración de la victoria del Señor sobre la muerte.
“Recuerda que eres polvo y al polvo volverás”. “Convertíos y creed en el evangelio”. Estos son los dos mensajes de la Iglesia. Recordar la pobreza de nuestra condición humana, si vivimos solamente desde nosotros mismos y presentarnos la Palabra de Dios, como camino de conversión y de vida. Si Cristo no es la meta y quien da sentido a nuestras vidas, experimentamos la desesperanza y la pobreza.
Cuaresma de conversión y de fe; abandonar los ídolos frágiles y vacíos, el egoísmo que nos empobrece y nos cierra en nosotros mismos, y acoger el proyecto de Dios, el cumplimiento de su voluntad. La fe se alimenta de la escucha y de la obediencia a la Palabra de Dios, “creer en el Evangelio”. El evangelio del miércoles de ceniza nos exhortaba a no vivir de hipocresías y apariencias, a no buscar el ser considerados buenos por los demás, a hacerlo todo por el Señor. A ayunar de vanidades, a entregarnos con nuestro servicio y desde lo que somos a los que tenemos cerca, a profundizar en el espíritu de oración, viéndolo todo como Dios lo ve. Caridad más intensa, autodominio personal, servicio real y eficaz.
La primera lectura es una confesión de fe de Israel. “Mi padre fue un arameo errante”. Israel recuerda todo lo que Dios ha hecho con ellos en la historia. Sufrieron mucho, pero el Señor siempre acudió en su ayuda. El amor de Dios se concretó siempre en obras de liberación. Israel sabe que todo lo que Dios ha realizado en el pasado es garantía de que el Señor les seguirá ayudando. Una buena meditación cuaresmal es recordar todo lo que Dios ha hecho y sigue realizando en nuestra vida.
Pablo en la segunda lectura hace otra confesión de fe: “Si tus labios profesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó, te salvarás”. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios a la salvación. La fuerza de la Palabra escuchada y acogida con el alma, con la vida, nos lleva a la salvación. En cuaresma recordamos nuestra condición de bautizados, de hijos de Dios. Recibimos la fe como don, que ha ido creciendo y nos ha ido configurando a Cristo. Nuestra vida es con Cristo y debe ser como la de Cristo. La noche de pascual renovaremos la fe, y durante la cuaresma debemos mejorar nuestra vida cristiana. El cristiano en el mundo es testigos de la fe, testigo de Cristo.
Y el evangelio nos presenta a Jesús en el desierto, el lugar de la tentación y de la prueba; fue tentado, las afrontó y las venció; toda su vida estuvo unida a la voluntad del Padre. Nuestras tentaciones existen; son sugerencias internas que nos empujan a vivir desde nosotros, a recorrer caminos que no nos conducen a ninguna parte, a dejarnos llevar por nuestras apetencias e intereses y que nos apartan del camino del Evangelio. La tentación se presenta atractiva, rentable, fácil. Nos interpelan y nos ponen en situación de decidirnos: o seguimos el camino de Jesucristo o vivimos al margen de él. La tentación pone a prueba la vida moral y la vida de fe. Si decimos que sí al Maligno decimos que no a Dios.
Jesús dijo sí a Dios: “no solo de pan…sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”; “al Señor tu Dios adorarás…”.”No tentarás al Señor tu Dios”. Siempre dijo sí a lo que el Padre le pedía. La fidelidad al Evangelio hace que nuestra vida esté llena de Dios.
Primer domingo de Cuaresma, primera etapa hacia la Pascua. Debemos ser fieles a la Palabra, escucharla y discernirla en medio de tantas otras voces que nos confunden y aturden y optar por seguir el camino que es Cristo, su vida y su mensaje.