Blog del párroco
SAGRADA FAMILIA. Ciclo A. 29-12-2013 
viernes, diciembre 27, 2013, 11:43 PM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA. Ciclo A (29-12-2013).

1ª Lectura. Eclesiástico 3 3-7.14-17ª. El que teme al Señor, honra a sus padres.

Salmo 127. Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.

2ª Lectura. Colosenses 3, 12-21. La vida de familia vivida en el Señor.

Evangelio. Mateo 2, 13-15.19-23. Coge al Niño y a su madre y huye a Egipto.

El Señor, en su encarnación, se ha hecho semejante a nosotros, hasta en necesitar a una familia, que pertenecía a un pueblo, para entrar en nuestro mundo y formar parte de nuestra historia.

Hoy, en la oración colecta de la misa, la Iglesia nos recuerda que el Padre nos propone a la familia de Nazaret como maravilloso ejemplo, de quien debemos imitar sus virtudes domésticas y su unión en el amor.

Todos necesitamos una familia que nos cuide y defienda, que nos eduque y enseñe, que nos ame. Una familia unida por el amor y con muchas virtudes “domésticas” tan necesarias como discretas, para funcionar en la vida: orden, limpieza, delicadeza, respeto, austeridad…Una familia donde se nos enseñe a convivir, a estar con los demás sin que tengan que sufrirnos ni aguantarnos. Una familia donde aprendamos a compartir, porque somos muchos en el mundo y los bienes tienen que llegar a todos. Necesitamos familias unidas por el amor, donde cada miembro mira en primer lugar a los otros, busca su bien y felicidad; donde se prioriza al pequeño, al frágil, al enfermo, al que tiene menos recursos para valerse solo.

En la familia se aprende a rezar, porque Dios forma parte de ella. A escuchar y a hablar, porque se nos considera. A convivir y a respetar, porque no estamos solos y los demás son importantes. A trabajar, porque es nuestra forma de crecer, de servir y de entregarnos. A ser felices, porque nos sentimos amados. En la familia nos vamos desarrollando y configurando.

La familia es hogar, Iglesia, escuela, taller. Es el referente que nos sostiene y protege. En la familia se respeta y valora todo lo que somos, podemos y sufrimos: se nos ayuda a realizar nuestro propio proyecto personal. Amor en la unidad, no uniformidad que despersonaliza y empobrece.

La familia es tan necesaria e importante que todas las ideologías tienen interés en utilizarla y en influir en ella: en el concepto de educación, en el orden de sus valores, en la definición de su naturaleza. Su “estado de salud” es un indicador claro del momento de la sociedad en la que vive. La familia siempre es más fuerte si está edificada en el verdadero amor.

Los enemigos de la familia, además de la falta de fe y del respeto a la vida, son la incapacidad de amar, el miedo al compromiso, el hedonismo desenfrenado…La pobreza extrema, la falta de trabajo y de perspectivas de futuro, también son un serio obstáculo en los jóvenes para pensar en construir una familia.
La Iglesia siempre proclamará que es una comunidad de vida y amor, un referente del amor de Dios con la misión de colaborar en la trasmisión de la vida.

La familia de Nazaret fue pobre y pasó por todo tipo de dificultades. Cada uno de sus miembros vivió con el deseo de hacer siempre la voluntad del Padre Dios y con un gran amor y respeto hacia cada uno de los demás. Cumplir con la misión encomendada, desde el propio lugar y actuando por amor.

En la familia hay que creer. A la familia hay que aportar, amarla y construirla. “Honra a tu padre y a tu madre, respétalos, ten piedad con ellos, cuando decaigan sus fuerzas”. Es lo más grande, que en compensación por todo lo recibido, podemos hacer.

Hoy produce un gran dolor ver a muchas familias rotas, a muchas personas solas, a muchos emigrantes, separados de sus familias de origen, desarraigados de sus costumbres y culturas, sin presente ni futuro que les permita soñar con sus propias familias. Sin el respaldo y el calor de la propia familia resulta imposible sobrevivir en una sociedad como la nuestra. No hay ningún ser tan indefenso como un ser humano solo y falto de amor.

Los cristianos, además de vivir y defender los valores familiares en los que creemos, debemos comprometernos en las acciones que protejan a las familias, que apoyen sus derechos fundamentales, para que todo ser humano pueda tener su propia familia, disfrutar de ella, amar, vivir y morir en ella.

Es muy esperanzador el ejemplo que vemos en muchas personas e instituciones, órdenes religiosas y comunidades cristianas, incluso entre los mismos pobres, de solidaridad real y ayuda. Hay mucho camino por recorrer.

El crecimiento de la pobreza aumenta el número de personas desarraigadas, sin familias y sin ningún tipo de protección y esperanza. En este tiempo, las familias, compartiendo sus recursos materiales y su apoyo moral, están siendo una ayuda esencial en la resistencia contra tantos peligros y males.

Dios ha venido a crear la gran familia de los hombres y él es el primero en darlo todo para que sea posible una auténtica vida y familia humana. Es nuestro reto, es nuestra misión. Dios sigue empeñado en construir la familia humana, en revestir de su dignidad a todos los pobres. Cuenta con nosotros.


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