Blog del párroco
NAVIDAD. Misa de Nochebuena. 24-12-2014 
miércoles, diciembre 24, 2014, 09:51 AM - Comentarios a las Lecturas
NATIVIDAD DEL SEÑOR. Misa de medianoche. 24-12-2014

1ª Lectura. Isaías 9, 2-7. Un hijo se nos ha dado.

Salmo 95. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.

2ª Lectura. De la carta de Pablo a Tito, 2, 11-14. Ha aparecido la gracia de Dios para todos los hombres.

Evangelio. Lucas 2, 1-14. Hoy os ha nacido un Salvador.

Hermanos: Un saludo especialmente afectuoso esta Nochebuena. La Navidad nos hermana a todos. El papa Francisco, en “La alegría del Evangelio” nos dice: “El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invita a la revolución de la ternura”. No se puede contemplar a Dios en el nacimiento de este Niño sin tener sentimientos de amor real y eficaz hacia todas las personas. Esta es la buena noticia y el gran reto de esta noche.

Dios se ha hecho niño para que podamos amarlo, y se ha puesto en nuestras manos. ¿Habrá lugar para Él? San Juan nos dirá: “Vino a su casa y los suyos no lo recibieron” (Jn 1,11).
Hoy no tenemos tiempo ni sitio: ni para Dios, ni para los nuestros, ni para los pobres. Cuanto más nos movemos y contamos con más y mejores medios, tenemos menos tiempo para Dios. Y cuando Dios no es la prioridad de nuestra vida solamente estamos llenos de nosotros mismos. Es más: ¿tiene lugar en nuestros pensamientos, en nuestros sentimientos, en nuestros deseos? Como nos dice Pablo, necesitamos renovar nuestra mente (Rm 12,2) y, en la segunda lectura nos exhorta a “renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos y a llevar, ya desde ahora, una vida sobria, honrada y religiosa”. Acoger al Señor.

Con la buena noticia del nacimiento del Señor está el himno de alabanza que entonan los ángeles: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”. Dios es la “luz grande” que ilumina al pueblo que camina en tinieblas, en una vida sin horizonte, sin rumbo, sin sentido; Dios es el esplendor de la verdad y del bien; Dios es la bondad que hace feliz. Donde no se da gloria a Dios no existe paz ni justicia, ni honradez ni respeto entre las personas.

Hay un movimiento “cultural-político-económico…” que intenta hacer desaparecer a Dios de la sociedad, de la cultura, del pensamiento. El Dios encarnado en este niño no busca poder, y por tanto, no fanatiza ni radicaliza. Solamente nos humaniza y nos hace humildemente hermanos.

Cuando se alejaron los ángeles dijeron los pastores: “Vamos a Belén”. Y allí fueron a adorar, a servir, a compartir. Pasaron de la experiencia de estar con los ángeles al servicio de los pobres. Y lo hicieron con premura. Hay que ser entregados, valientes, dinámicos en la evangelización y el servicio. Los pastores se apresuraron.

Hoy, por desgracia,” ir a Belén” tiene también resonancias de acordarnos de la tierra de Jesús, Israel, Siria, Irak, donde tantos cristianos son perseguidos y asesinados por causa de su fe. “Ir a Belén” es estar junto a ellos en la oración, en la ayuda material y en cualquier otra forma de reivindicación que les defienda y proteja.

Acojamos al Niño que nace y dejémonos transformar por Él.

¡Feliz y fecunda Navidad


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