Blog del párroco
24º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 
sábado, septiembre 12, 2015, 03:39 PM - Comentarios a las Lecturas
24º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. 13-9-2015. Ciclo B

Isaías 50, 5-10. Mirad, el Señor me ayuda. ¿Quién probará que soy culpable?

Salmo 114. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

Santiago 2, 14-18. La fe, si no tiene obras, está muerta.

Marcos 8, 27-35. Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?

¿Quién dice la gente que soy yo? ¿Quién decís vosotros que soy yo? Jesús pide más que una respuesta, espera una aclamación.

Nosotros para él somos alguien por quien dio la vida, y ¿Quién es él para nosotros?

En nuestro mundo crece la increencia, la indefinición para evitar compromisos; parece incluso que ha desaparecido la posibilidad de “dar la cara” por alguien. A veces nos encontramos en situaciones que la gente pasa de largo ante la persona maltratada, accidentada…no tenemos tiempo y no queremos problemas. Incluso, cuando a alguien no le va bien, parece que le desaparecen los amigos.

El Señor nos pide saber quién es él para nosotros y que tengamos valor de confesar su nombre. Hay que evitar ese anonimato de quien no le importa nada el otro. La fe es creer, confiar, amar, dar la cara.

Pedro confesó la fe: tú eres el Mesías. Pero aun tuvo que recorrer un largo camino, porque Jesús no era Mesías como se lo imaginaba Pedro, sino Mesías sufriente que pasa por la Cruz. Hoy hace el primer anuncio de la pasión y es muy difícil aceptar un Mesías crucificado.

Pedro no aceptaba un Mesías que tuviera que fracasar y sufrir, y se ganó las palabras más duras del evangelio de Jesús:”apártate de mi vista, Satanás. Tú piensas como los hombres, no como Dios”. No es fácil pensar y actuar como Dios. El mismo Pedro, en la pasión, ante la amenaza de denuncia, negó al Señor: “No le conozco”.

No es fácil profesar la fe entendida como una unión total con el Señor, en sus prioridades y en sus formas, hasta el punto de compartir su propio destino.

Además, la fe necesita obras para estar viva, para ser auténtica. Debemos ser testigos creíbles del Señor y de su evangelio.



Comentarios