Blog del párroco
A LOS NIÑOS DE LA PARROQUIA DE NTRA. SRA.DEL REMEDIO EN SU PRIMERA COMUNIÓN (19 de mayo 2012) 
martes, mayo 1, 2012, 11:52 PM - Otros
CARTA A LOS NIÑOS y NIÑAS DE PRIMERA COMUNIÓN DE LA PARROQUIA DE NTRA. SRA. DEL REMEDIO DE VALENCIA. 19 de mayo de 2012.

A Carlota y a Victoria Azcárraga González, a Laura Campos Torrella, a Rita y a Salvador Martínez Almenar, a Borja Martínez Azcárraga, a Lucía Muñoz Cebriá y a Paloma Pavía Pérez.

Queridos niños y niñas:

Estos cursos, en vuestras familias, en la catequesis y en la escuela habéis aprendido muchas cosas de Jesús. También habéis aprendido a hablar con él, cuando rezáis, y de manera especial, cuando estáis junto a él en el sagrario. Al entrar en la Iglesia, todas las semanas vamos contentos a saludarle; la luz encendida nos recuerda que está él ahí y nos espera muy contento. Al principio pensábamos que solo nos podía oír, y gritábamos bastante; luego nos enteramos de que también nos quería decir cosas, pero que teníamos que saber hacer silencio en el corazón para escucharle.

Ahora vamos a dar un paso más, le vamos a recibir en nuestro corazón y él nos va a recibir a nosotros. No es como cuando un amigo se queda en nuestra casa un fin de semana; porque si está con nosotros no está con su familia ni con otros amigos. Jesús, como es Dios, inventó una forma especial, quedarse en la Eucaristía, para que le podamos recibir muchos al mismo tiempo y así nos sintamos fuertes para hacer el bien y muy unidos, como hermanos, ya que estamos alimentados por el mismo Jesús, por el mismo pan.

Hasta la forma de quedarse fue muy pensada y original: en una forma de pan, que se hace muy pronto y que es barato y pueden tenerlo hasta los más pobres. Este pan es Jesús cuando en su nombre y memoria, el sacerdote y la comunidad hacemos y decimos, en nombre de la Iglesia, lo mismo que él en la última cena, porque él nos lo mandó:”haced esto en memoria mía”.

Comulgamos porque le queremos mucho y necesitamos tenerle muy cerca. Comulgamos porque nos hace más fuertes para amar, trabajar, hacer el bien. Comulgamos para que el pan llegue a todos y poder estar más unidos a todos, aunque a veces necesitemos perdonar y sentirnos perdonados. Jesús nos urgió a vivir en comunión. Comulgamos porque el Señor nos hace sentirnos felices y tener paz “Gustad y ved qué bueno es el Señor”.

El día de la primera comunión se da un paso importante en nuestra relación de amistad con el Señor que puede ir a mas, y que, por parte de Dios, quiere que sea para siempre. A los amigos hay que dedicarles vida: estar cerca, escucharles, respetarles, ayudarles…y siempre te corresponden con mucho más, porque ellos siempre están cerca de ti.

Queridos niños, yo no sé que hubiera sido de mí si no le hubiera tenido cerca de mí siempre. Hasta mis padres llegó un momento que se les acabó el tiempo en este mundo y se fueron al cielo; pero con Jesús he contado siempre. Sin él no sé si hubiera podido salir de la tristeza. Nadie me ha ayudado a ser bueno y a hacer el bien como él. Ni a ver la bondad en los demás.

Le vais a recibid, estad atentos y contentos. El es el gran regalo que os hace el Padre por manos de la Iglesia. Aprovechaos y pedid por las personas a las que amáis y que os aman; no os entretengáis con cosas, tenéis muchas y ya vendrán los regalos y los Reyes Magos.
Que se note que sois sus amigos, siendo mejores, y no le perdáis, aunque él o seguiría buscando.

Todos estaremos contentos con vosotros y con vuestros padres ese día; os acompañarán todas las personas que mas os quieren, para estar con vosotros y con Jesús en este día tan especial. Dad gracias por todo lo que recibís y corresponded siendo cada día mejores.
Feliz día y siempre.




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MES DE MAYO, MES DE MARIA (mayo 2012) 
martes, mayo 1, 2012, 11:51 AM - Otros
MES DE MAYO, MES DE MARÍA.

Cuando éramos pequeños y asistíamos a la escuela pública, el mes de mayo teníamos en un lugar especial una imagen de la Virgen Inmaculada. Le rezábamos todos los días, cantábamos y nunca faltaban flores frescas de las que cultivábamos en nuestras casas. Eran unos preciosos otros tiempos.

Así nació y se favoreció en nosotros la devoción a la Virgen. Nos acostumbramos a rezar las tres avemarías antes de dormirnos y era como despedirnos y darle el último beso a la Virgen. No se nos olvidaba porque teníamos alguna estampa en la habitación que nos la hacía presente, además del recordatorio que normalmente nos hacía nuestra madre. Rezar a la Virgen se convirtió en un hábito que formaba parte de nosotros.

También dibujábamos mucho en la escuela. Los sábados, la escena del evangelio del domingo y durante este mes, dibujábamos escenas de la Virgen que conocíamos por el evangelio: la Anunciación, la Visitación, el Nacimiento, la huida a Egipto, la Sagrada Familia, el Niño encontrado en el templo, Caná, la Crucifixión, María en Pentecostés…lo sabíamos todo, nos gustaba y nos emocionaba.

Aprendíamos muchas oraciones: el Ave María, la salve, el bendita sea tu pureza, el acordaos, bajo tu amparo…Así se fue configurando en nosotros un cariño a la Virgen cálido, cercano, vivo.
Pero no se quedó solo en devoción. ¡Sabíamos tantas cosas de Ella! El ángel la sorprendió estando en oración, por eso no se asustó mucho; con serenidad preguntó, se cercioró y aceptó. Siempre nos admiró el que la noticia del Nacimiento del Niño la afrontara en silencio y soledad; tenía la seguridad de que Dios, porque era cosa suya, iría despejando el camino. Con mucha humildad se fue a ayudar a Isabel, quien tenía muy cerca el tiempo del parto; y luego volvió, y se dejó llevar por José… y Belén. Lo llevaría todo preparado, pero también confió, porque parece que iba sola con José, quien no sabría mucho de partos. Y Egipto… y luego Nazaret… y el Niño crecía y ya no era tan Niño…y ella siempre allí. María nos enseña a estar cerca sin atosigar y nos demuestra, con su ejemplo que todo no se soluciona con palabras. Pero lo que es muy importante es estar cerca, dispuesto a lo que sea y con mucha confianza.

Fue una gran creyente y orante. Creó con José una buena familia, hizo bien su papel de Madre, apoyó a Jesús, le acompañó y le ayudó a cumplir su misión; y siguió ella, después de la Cruz y Pentecostés. No se le puede pedir más. Y sin desmoronarse. Tenía mucho amor, se apoyó en el Padre y en Jesús. No reclamó nada para sí.

¡Qué Madre! Podemos aprender de ella y descansar en ella. Sigue ejerciendo de Madre desde el cielo. Las madres nunca dejan de ser madres.

Este es su mes especial. El primer domingo es el día de la madre. El segundo, el día de la Virgen. Es un mes para cuidar más nuestra relación con ella, y para disfrutarla más. El Rosario, el Regina coeli…y tantas oraciones y conversaciones. María nunca nos aísla de la realidad, nos ayuda a amarla, servirla y transformarla. Cuando un hijo tiene gestos de amor con su madre el que más los disfruta y se beneficia es él. Que no nos pase desapercibido que es el mes de María, ni a nosotros ni a los nuestros. Hay que poner amor e imaginación.

El Señor, en la Cruz nos dijo que, para ser discípulos suyos teníamos que sentirnos hijos de María, “hijo, ahí tienes a tu Madre”, y como el discípulo amado tenemos que acogerla como a alguien propio, “la acogió en su casa”.


M Madre mía amantísima, en todos los instantes de mi vida, acordaos de mí, miserable pecador. Ave María.
A Abogada y refugio de los pecadores, asistidme en la hora de la muerte y abridme las puertas del cielo. Ave María.
R Reina de cielos y tierra, sed mi amparo y defensa contra las tentaciones de mi enemigo. Ave María.
I Ilustre y querida hija de Joaquín y Ana, conseguidme de vuestro querido Hijo las gracias que necesito para mi salvación. Ave María.
A Acueducto de la divina gracia, concededme abundancia de lágrimas para llorar mis pecados. Ave María.


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SOBRE LA PARROQUIA- 1 
martes, mayo 1, 2012, 10:46 AM - Otros
SOBRE LA PARROQUIA. 1 (1 de mayo de 2012)

Nuestra Parroquia está dedicada a la Virgen María, con el título de Ntra. Sra. del Remedio. Este título daba nombre a la zona donde se creó, procediendo de un antiguo convento de religiosos trinitarios.

La parroquia no es un templo más, de los que puede haber en una ciudad o pueblo. Hay templos, capillas, conventos, ermitas, santuarios…La parroquia es en territorio; es la circunscripción territorial básica de la organización de la Iglesia. En el diccionario pone que la parroquia la forman los “parroquianos”, y se entiende así a los “clientes” habituales de una tienda, de un establecimiento público, de una iglesia…pero una parroquia es mucho mas, es otra cosa.

La parroquia la formamos un conjunto de personas que compartimos la misma fe cristiana y católica, que residimos en una demarcación determinada y que formamos una comunidad.

Esta es la mejor manera de definir la parroquia: una comunidad formada por un conjunto de personas que compartimos la fe en Dios y en Jesucristo, que hemos sido bautizados, que formamos parte de la Iglesia en un determinado territorio, en torno a un sacerdote, el párroco. Puede ser, como ya decíamos, que dentro del territorio haya otros centros de culto (oratorios en casas particulares, capillas de comunidades religiosas, colegios u otras instituciones…que incluso tengan celebración de la eucaristía diariamente) pero la parroquia es el lugar de referencia.

En la demarcación parroquial, el lugar principal el templo, la iglesia donde nos reunimos los cristianos para celebrar la fe. También se hacen otras muchas actividades, en otras dependencias unidas al templo y que corresponden a su misión. Y en domicilios particulares y otros lugares.

La parroquia no es una comunidad aislada. Forma parte de un arciprestazgo (el nuestro es “Santo Tomás de Villanueva”), de una Vicaría (la nuestra es la 1ª) y de una diócesis, la de Valencia, presidida por un Obispo (aquí se le dice Arzobispo, porque Valencia es el centro de una provincia eclesiástica).

La parroquia la formamos todos los que la integramos y que compartimos una misma fe y un mismo bautismo. El responsable es el párroco, enviado por el obispo para servir a la comunidad por un tiempo, para presidir la celebración de los sacramentos, evangelizar y animar al ejercicio de la caridad coordinando y uniendo y animando el trabajo de todos. A veces puede ser ayudado por algún sacerdote, vicario o adscrito, algún diácono o religiosos y religiosas que pueden ayudar en el trabajo pastoral. Pero sobre todo es fundamental el trabajo de los laicos, en el compromiso de sus vidas familiares y profesionales y comprometidos en muchas y distintas misiones parroquiales o tareas ciudadanas. Así se vive el compromiso del bautismo y se expresa que la parroquia es una comunidad cuya misión de enseñar, santificar y animar a la caridad la compartimos todos, presentes en nuestra sociedad.

Las celebraciones son el centro de la vida de la comunidad: las eucaristías de los domingos y de los días laborables; los sacramentos de iniciación cristiana, bautismo-confirmación-eucaristía; los sacramentos sanantes, penitencia-unción; los de servicio y crecimiento de la comunidad, orden (el obispo)-matrimonio; las exequias de difuntos, los encuentros de oración…la parroquia es “la otra casa” de cada feligrés donde resuena y se celebra la vida de cada miembro. Todas las celebraciones nos hacen sentirnos acompañados, hermanos entre nosotros e hijos de Dios.

La parroquia se preocupa de la formación cristiana. De niños y jóvenes antes de la celebración de los sacramentos y de todos, para profundizar en la fe y encontrar respuestas a los interrogantes que nos plantea la vida. En repetidas ocasiones Benedicto XVI ha manifestado su preocupación ante la poca formación de los cristianos, provocando el vivir de subjetivismos y relativismos. La formación nos ayuda a crecer y a mantenernos en la verdad. Hoy necesitan mucha formación los jóvenes, los matrimonios, los adultos…los sacerdotes debemos cuidar la formación permanente. Los movimientos, órdenes religiosas y actividades promovidas a nivel diocesano…están ayudando mucho.

Pero todo nos lleva al servicio a los demás, especialmente a los más necesitados. Vivir la caridad siempre exige en la comunidad crecer en sensibilidad, en compromiso y en imaginación para procurar nuevas formas de ayuda. Directa y discretamente ante necesidades cercanas; coordinados con otras instituciones arciprestales y diocesanas; unidos a proyectos internacionales; colaborando con cualquier institución que de manera eficaz afronta algunos problemas de los hermanos…la expresión de la fe es la caridad, y no podemos quedarnos en voluntarismos ni en propósitos píos; tampoco en particularismos de pobres “nuestros”. El que más sufre es nuestra prioridad y urgencia. La sociedad es campo de trabajo de cada comunidad cristiana y de la Iglesia en general.

Cada uno puede vivir la fe con más o menos fervor, intensidad o sentido de pertenencia, pero ser cristiano, saberse y sentirse iglesia de Jesucristo supone vivirlo y testimoniarlo. La parroquia, la comunidad cristiana, tiene que ser Cristo en el hoy del mundo, por eso, simultáneamente, tiene que mirar a Cristo en el evangelio para asemejarse a él, y al hombre para servirlo y salvarlo, a nivel personal y como comunidad cristiana, que nos arropa y apoya en unas ocasiones y en otras nos potencia haciendo más eficaz nuestra ayuda.

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CUARTO DOMINGO DE PASCUA (29 de abril 2012) 
sábado, abril 28, 2012, 12:38 AM - Comentarios a las Lecturas
CUARTO DOMINGO DE PASCUA (29 de abril de 2012)

1ª Lectura. Hechos 4, 8-12. Ningún otro puede salvar.

Salmo 117. La piedra que desecharon los arquitectos, es ahora la piedra angular.

2ª Lectura. 1ª de Juan 3, 1-2. Veremos a Dios tal cual es.

Evangelio. Juan 10, 11-18. El buen pastor da la vida por sus ovejas.

Todos los años, el cuarto domingo de Pascua, celebramos a Cristo, Buen Pastor. La primera representación de Jesucristo fue como un joven y hermoso pastor con una oveja sobre sus hombros. Bueno, bello…la hermosura de la bondad de Jesucristo, que nos ama, nos conoce, nos rescata, nos perdona. Cristo es el más bello de los hombres porque es el más bondadoso y compasivo.

Cristo es pastor que da la vida por sus ovejas. El sentido del sacrificio de Cristo: que no se pierda nadie de los que le fueron confiados. En contraposición están los asalariados, que se aprovechan de las ovejas, se despreocupan, abandonan, no arriesgan y huyen en los peligros.

La Iglesia y los pastores tenemos en Cristo un ejemplo radiante: generosidad en la entrega; acompañamiento incansable; conocimiento y trato personal; cuidado por ofrecer los mejores pastos, la más fiel doctrina; disposición para el sacrificio que requiera la entrega…Lo que no es dar la vida es actuación de asalariado. También sirve para iluminar el comportamiento de cada cristiano con sus hermanos menores.

Además, el buen pastor, no olvida en ningún momento a los alejados: “tengo otras ovejas que no son de este redil…”. Llama a la unidad, convoca al encuentro, busca a los dispersos. La unidad es palabra clave en el evangelio de San Juan, “que sean uno…” es la súplica de Jesús en la última cena, “para que el mundo crea”. La unidad es proyecto divino. No podemos renunciar a ella, aunque parezca difícil o imposible. La misión del demonio es separar, confrontar, dividir. Una santa carmelita solía decir que vale más lo menos perfecto en unidad, que lo más perfecto en desunión. Comunión y misión, unidad de los hermanos, búsqueda de los dispersos y alejados; estas son las dos grandes tareas de la Iglesia. Cada uno de nosotros lo puede vivir en el ámbito en el que se mueve. Donde vive un cristiano debe ser posible el entendimiento que brota de la estima y el respeto a los demás, que crea y expresa unidad; y la atención al solo, pobre, desarraigado, al que todavía no ha sido evangelizado. Para que haya entendimiento y paz siempre alguien lo tiene que procurar con su dedicación y sacrificio.

Juan en la segunda lectura nos da los motivos para ser y actuar así: mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues lo somos”. Somos hijos de Dios y hermanos entre nosotros. Y Cristo es la piedra angular de este nuevo edificio que es la Iglesia y que debe ser la humanidad. Cristo crucificado, es “la piedra desechada”, Cristo resucitado es “la piedra angular”.

Demos gracias a Dios porque hemos contemplado la belleza del rostro y del corazón de Cristo, en su vida y en su palabra, y hemos creído en Él. Porque nos sentimos de su familia, de su rebaño que es la Iglesia, donde se nos reconoce y llama por nuestro nombre, donde nos sentimos valorados y amados, alimentados y protegidos. Porque el ejemplo del Señor nos ayuda a mirar a los hermanos; y su solicitud mantiene en nosotros vivo el deseo de dar fiel testimonio y hacer apostolado para acercar a otros muchos a Jesucristo. Dar la vida y unir…por amor; la más gran misión, el más hermoso programa, el de Cristo y el nuestro.

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DOMINGO TERCERO DE PASCUA (22 de abril de 2012) 
viernes, abril 20, 2012, 09:06 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO TERCERO DE PASCUA (22 de abril de 2012)

1ª Lectura. Hechos de los apóstoles 3, 13-15. 17-19. Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos.
Durante todo el tiempo de pascua la primera lectura es del libro de los Hechos de los apóstoles y no del Antiguo Testamento, para mostrar cómo va creciendo y progresando la vida y testimonio de la primera comunidad, modelo para las comunidades cristianas que venimos después.
Hoy escuchamos un sermón de San Pedro. La curación de un paralítico deja desorientada a la gente y Pedro anuncia a Cristo resucitado y, como hace siempre, los invita a la conversión y a la penitencia. Presenta a Cristo como el justo, el santo, el autor de la vida… tratado injustamente por los hombres y a quien el Padre ha resucitado; Pedro y los apóstoles son testigos. Pedro apela a la ignorancia, en la acción del pueblo, para dejar abierta la puerta al arrepentimiento.

Salmo 4. Haz brillar sobre nosotros el resplandor de tu rostro.

2ª Lectura. De la primera carta de Juan 2, 1-5ª. Jesús es presentado como víctima de propiciación por nuestros pecados y los de todo el mundo, este ha sido el sentido de su entrega. Creer en él supone guardar sus mandamientos, vivir en coherencia con su enseñanza. El apóstol responde a un problema de su tiempo y de todos los tiempos: no es suficiente con “conocer, saber…” hay que “vivir y ser”, solamente así se ama a Dios.

Evangelio. Lucas 24, 35-48. Así convenía que Cristo padeciese y resucitase al tercer día, de entre los muertos.
Después de las apariciones a los discípulos de Emaús, Lucas nos narra la aparición de Jesús a la comunidad. Tiene gran interés en presentar a Jesús resucitado como a alguien real, no es una imaginación, sueño o quimera. Están todos (no es cosa de alguno); Jesús se presenta como hacía antes de morir, les da la paz; les muestra los signos de su pasión, no hay nada más real; y come con ellos. Jesús les quiere “abrir el entendimiento” para que crean en él y en las escrituras, y enviarlos a evangelizar. La Iglesia tiene que anunciar a Cristo, la vida nueva que es él y el perdón conseguido con su sacrificio ofrecido por amor.


En este tercer domingo de Pascua la Iglesia nos sigue insistiendo en el acontecimiento de la resurrección del Señor, verdadero corazón de la fe. Sin ella no habría salvación ni esperanza.

“¿Por qué surgen dudas en vuestro interior?”. El Señor quiere disipar dudas, liberar miedos e inseguridades. Nunca ha sido fácil creer, tampoco en estos tiempos; siempre hemos visto cómo se desarrollan los acontecimientos del mundo y la vida de la Iglesia. Muchas veces nos hemos sentido solos y abandonados con nuestros problemas y hemos tenido el peligro de pensar que vence el mal sobre el bien y que la fe, más que real, es “una salida deseable”. No es fácil tener esperanza, ya que hay un abismo muy grande entre lo que anunciamos y lo que realmente se ve y acontece.

La buena noticia es que Jesús ha resucitado y camina con nosotros, como amigo y compañero, en lo más cotidiano, y lo comparte todo. Y es real. Ya nos dijo que no nos resultaría fácil la vida, que no le resultaría fácil a ninguna persona buena. Que incluso se podría sufrir desprecios y persecuciones como le había pasado a él, pero que hay que permanecer.

Cristo viene a “abrirnos el entendimiento” para que comprendamos las escrituras, la vida, a nosotros mismos, la historia. Y a ser alimento para el camino. La noche de Pascua quiso iluminarlo todo; desde lo más remoto de la historia hasta lo más profundo de la vida humana. Cristo resucitado todo lo recrea y hace nuevo.

A la Iglesia le corresponde convertirse a Cristo y al evangelio, vivir la realidad nueva que vemos en Jesús, y anunciar, hasta los últimos confines, para que todos conozcan el amor de Dios y que en Cristo, si viven desde la fe, ya han sido salvados.


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