Blog del párroco
QUINTO DOMINGO DE PASCUA 
domingo, mayo 2, 2010, 07:56 AM - Comentarios a las Lecturas
QUINTO DOMINGO DE PASCUA (2 de mayo)
“Amaos como yo os he amado” Jn 13,31-35
En la Pascua, el gran acontecimiento que celebramos y proclamamos es la resurrección del Señor. El vive, y nosotros, por nuestra incorporación a él por el bautismo, estamos llamados a resucitar con él y a llevar su misma vida.
Desde aquí escuchamos, anunciamos y vivimos el mandamiento nuevo “amaos…como yo os he amado”.
Si Cristo ha entregado toda su vida por amor, pasar de la muerte a la vida como él, es amar a los hermanos.
El que ama comparte la vida nueva del Señor Resucitado.

1ª Lectura Hechos 14, 21-27: Reunieron a la comunidad y contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos.

En los viajes, San Pablo trabajaba por crear nuevas comunidades para extender el evangelio; así, además de trabajar por la expansión progresiva de la Palabra de Dios, va cumpliendo el mandato del Señor de llevar el evangelio hasta los últimos confines de la tierra.
Para él, donde hay una comunidad de cristianos, está Cristo, y él ya va trasformando la sociedad.
Concluido el primer viaje se evalúa la misión de Pablo y Bernabé:”hay que animar a los discípulos, exhortarles a perseverar en la fe”. A Pedro se le pide –y esto es misión de todo cristiano- dar firmeza a sus hermanos. Por esto es muy importante que las comunidades estén organizadas y designen a sus presbíteros, aunque el verdadero guía de la comunidad es el Señor.
Evangelizar, crear comunidades que sean signo de la presencia del Señor resucitado con su acogida y caridad, animar al testimonio…fermento de amor. Esta es la misión de la Iglesia.

2ª Lectura: Apocalipsis 21,1-5ª. Dios enjugará las lágrimas de sus ojos

El libro del Apocalipsis condena a Babilonia (la prostituta), signo de todo el poder que se opone a Dios y eleva el triunfo de la Iglesia, Esposa de Cristo. Después del sufrimiento, de las pruebas, vendrá el “cielo nuevo y la tierra nueva, obra del que está sentado en el trono y… y que todo lo hace nuevo”.
El Apocalipsis siempre nos recuerda la victoria final para que no desfallezcamos en las dificultades. Perseverar, confiando en la ayuda y en la victoria del Señor.

Evangelio: Juan 13,31-33a.34-35: Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros.

En la primera parte del evangelio, Juan puso su acento en la “luz y la verdad” que es Jesucristo. En esta segunda, lo pone en “el amor y en amar”. Para entender el mandamiento del amor hay que contemplarlo en la dinámica de amor que tiene su fuente en la entrega de Jesús, por amor y hasta el extremo: entendemos la vida como una entrega por amor, porque así es la vida para Jesucristo.
“Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él”.Jesús se llama a sí mismo “Hijo del Hombre”.
Para el profeta Daniel era un personaje misterioso que recibía de Dios poder y gloria. Los cristianos siempre lo asociaron a Cristo, que vendría con autoridad y como juez al final de los tiempos. Pero Jesús demostró que era un Hijo del Hombre diferente: llegaría a la gloria, a través del sufrimiento.
“Glorificar” viene de “gloria” que nos indica la manifestación visible y poderosa de Dios en la historia. Nuestro Dios, su gloria, de Belén a la Cruz, la manifiesta en la humildad, en la entrega que supone sufrimiento, en total donación de sí mismo, en la cruz y en la resurrección. Siempre nos sorprende Dios, cuando la confundimos con el éxito o cualquier otro triunfo de tipo humano.
La gloria del Padre va unida a la gloria del Hijo; por eso llega a esta convicción: si Cristo se manifiesta en una vida entregada por amor es porque Dios es amor.
El Padre y Jesucristo muestran la verdadera identidad de Dios, su Ser-Amor. Ante la inminencia de su muerte nos da un mandamiento nuevo: no amar con un amor cualquiera, sino con un amor capaz de llegar a dar la vida. Este amor es la señal que identifica a los discípulos del Señor, a cada comunidad y a la Iglesia. Solo así mostramos el rostro de Dios que es amor.

Muchas veces el mundo no rechaza a Jesucristo, sino un rostro que manifestamos que no es realmente el suyo.
La Iglesia y los cristianos no somos creíbles cuando caemos en las trampas de los que viven desde si propio interés y codicia y buscan poder en este mundo: ser institución de poder, cuidar la apariencia, negociar…y no servir desde la verdad y el amor; contentarse con ritos tranquilizadores que no cambian el corazón como si fuéramos nosotros los salvadores y pudiéramos vender la salvación; justificar la pobreza e inhibirse mirando a otro lado, creyendo que lo que no se ve no existe; mirar a la gente como números y no como personas, pensando que cuando no se conoce el nombre y el rostro del que sufre el dolor no es real; utilizar distinto discurso o distinta medida según tratemos con unos u otros justificándolo como si fuera prudencia o sabiduría; distinguiendo a unos de otros, con honores y reconocimientos como cualquier institución humana, favoreciendo competencias y rivalidades.

“Por el amor que os tengáis reconocerán todos que sois discípulos míos”
“Amaos como yo os he amado”
“No hay amor mas grande que el que da la vida por sus amigos”
“Si yo, vuestro Maestro y Señor os he lavado los pies, lavaos también los pies unos a otros”

“Hermanos, perseguid el amor, el dulce y saludable vínculo de las mentes sin el que el rico es pobre y con el que el pobre es rico.
El amor da resistencia en las adversidades y moderación en la prosperidad.
Es fuerte en las pruebas duras, alegre en las buenas obras, confiado en la tentación, generoso en la hospitalidad, alegre entre los verdaderos hermanos, pacientísimo entre los falsos”
San Agustín.



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Actividades del mes de mayo 
sábado, mayo 1, 2010, 03:53 PM - Avisos
Mes de Mayo

Martes 4, Retiro espiritual a las 17 horas

Miércoles 5, Caritas parroquial a las 17’30 horas

Sábado 8, Ntra. Sra. De los Desamparados, Patrona principal de la ciudad y de la región valenciana.

Jueves 13, Formación permanente a las 20’30 horas:” Historia de la resurrección. Las mujeres ante el sepulcro. Emaus. La aparición a todos los discípulos”.

Domingo 16: Ascensión del Señor. Celebración de las primeras comuniones a las 13 horas

Jueves 20: Romería-excursión parroquial

Domingo 23: Pentecostés. Día de la Acción Católica y del Apostolado seglar.

Jueves 27: Jesucristo Sumo y eterno sacerdote. Vida Ascendente a las 18 horas: “Lugares y métodos de evangelización”

Domingo 30: Santísima Trinidad. Jornada de oración por los religiosos/as contemplativos/as.



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Celebración comunitaria de la Unción de enfermos 
jueves, abril 29, 2010, 12:42 AM - Avisos
UNCIÓN DE ENFERMOS
Celebración: -día: jueves 29 de abril
-hora: preparación a las 12.
Santa misa y administración del sacramento 12’30.

Es uno de los siete sacramentos instituidos por Jesucristo.
Ya está esbozado en Marcos 6,13: “ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban”.
Es recomendado a los fieles y promulgado por el Apóstol Santiago (5, 14-15): “¿Está enfermo alguno de vosotros?, llame a los presbíteros de la Iglesia, oren por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor; y la oración de fe salvará al enfermo y el Señor lo aliviará y los pecados que hubiese cometido le serán perdonados”.
La Iglesia siempre la ha celebrado y administrado.
El concilio de Florencia dice. “Se concede la gracia del Espíritu Santo, cuya unción limpia los pecados y las reliquias del pecado, alivia y conforta el alma del enfermo suscitando en él una gran confianza en la misericordia divina, con lo que el enfermo sobrelleva mejor su sufrimiento y resiste mas fácilmente a las tentaciones del demonio y consigue la salud del cuerpo si fuera conveniente a la salud del alma”.
El Vaticano II le da el nombre de Unción de enfermos (no extremaunción) y enseña que se puede recibir en la última etapa de la vida, cuando se es mayor. Dice: “Toda la Iglesia encomienda a los enfermos al Señor paciente y glorioso, para que los alivie y los salve, y los exhorta a que, asociándose voluntariamente a la pasión y muerte de Cristo, contribuyan así al bien de todo el Pueblo de Dios”.
La materia es aceite de oliva consagrado en la Misa crismal.
El ministro, el sacerdote.
Lo pueden recibir los enfermos (se puede volver a recibir si se agrava la enfermedad), las personas mayores y quienes vayan a someterse a una operación que pueda suponer un grave riesgo para la vida. También se le puede administrar a un enfermo que no tiene en uso los sentidos si se presume que, como creyente, la hubiese pedido. Nunca a quien se sabe que la hubiera rechazado. A los difuntos no se les puede administrar, porque los sacramentos son para los vivos. Ante los difuntos se reza para que el Señor, con su misericordia los perdone y salve. Si no se tuviese certeza sobre el fallecimiento se puede la Iglesia permite practicarlo “sub conditione”.
La forma es:”Por esta santa Unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo. R. Amén (se unge la frente).Para que libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad. R. Amén (se ungen las palmas de las manos)”.

Dentro de la celebración de la eucaristía se administra después de la homilía según el siguiente orden:
-Preces e imposición de manos.
-Oración de acción de gracias sobre el óleo
-Unción
-Oración sobre el enfermo:
Te rogamos, Redentor nuestro,
que por la gracia del Espíritu Santo,
cures el dolor de los ancianos y enfermos,
sanes sus heridas,
perdones sus pecados,
ahuyentes todo sufrimiento de su cuerpo y de su alma,
sientan en su soledad el calor de tu presencia
y les des la salud espiritual y corporal,
para que restablecidos por tu misericordia
permanezcan en la fe y en la esperanza
y manifiesten a todos el consuelo de tu amor.

Como todos los sacramentos, es una gracia extraordinaria de Dios para acrecentar nuestra esperanza






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Celebración comunitaria de la Unción de Enfermos 
jueves, abril 29, 2010, 12:26 AM - Noticias
UNCIÓN DE ENFERMOS
Celebración: -día: jueves 29 de abril
-hora: preparación a las 12.
Santa misa y administración del sacramento 12’30.

Es uno de los siete sacramentos instituidos por Jesucristo.
Ya está esbozado en Marcos 6,13: “ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban”.
Es recomendado a los fieles y promulgado por el Apóstol Santiago (5, 14-15): “¿Está enfermo alguno de vosotros?, llame a los presbíteros de la Iglesia, oren por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor; y la oración de fe salvará al enfermo y el Señor lo aliviará y los pecados que hubiese cometido le serán perdonados”.
La Iglesia siempre la ha celebrado y administrado.
El concilio de Florencia dice. “Se concede la gracia del Espíritu Santo, cuya unción limpia los pecados y las reliquias del pecado, alivia y conforta el alma del enfermo suscitando en él una gran confianza en la misericordia divina, con lo que el enfermo sobrelleva mejor su sufrimiento y resiste mas fácilmente a las tentaciones del demonio y consigue la salud del cuerpo si fuera conveniente a la salud del alma”.
El Vaticano II le da el nombre de Unción de enfermos (no extremaunción) y enseña que se puede recibir en la última etapa de la vida, cuando se es mayor. Dice: “Toda la Iglesia encomienda a los enfermos al Señor paciente y glorioso, para que los alivie y los salve, y los exhorta a que, asociándose voluntariamente a la pasión y muerte de Cristo, contribuyan así al bien de todo el Pueblo de Dios”.
La materia es aceite de oliva consagrado en la Misa crismal.
El ministro, el sacerdote.
Lo pueden recibir los enfermos (se puede volver a recibir si se agrava la enfermedad), las personas mayores y quienes vayan a someterse a una operación que pueda suponer un grave riesgo para la vida. También se le puede administrar a un enfermo que no tiene en uso los sentidos si se presume que, como creyente, la hubiese pedido. Nunca a quien se sabe que la hubiera rechazado. A los difuntos no se les puede administrar, porque los sacramentos son para los vivos. Ante los difuntos se reza para que el Señor, con su misericordia los perdone y salve. Si no se tuviese certeza sobre el fallecimiento se puede la Iglesia permite practicarlo “sub conditione”.
La forma es:”Por esta santa Unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo. R. Amén (se unge la frente).Para que libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad. R. Amén (se ungen las palmas de las manos)”.

Dentro de la celebración de la eucaristía se administra después de la homilía según el siguiente orden:
-Preces e imposición de manos.
-Oración de acción de gracias sobre el óleo
-Unción
-Oración sobre el enfermo:
Te rogamos, Redentor nuestro,
que por la gracia del Espíritu Santo,
cures el dolor de los ancianos y enfermos,
sanes sus heridas,
perdones sus pecados,
ahuyentes todo sufrimiento de su cuerpo y de su alma,
sientan en su soledad el calor de tu presencia
y les des la salud espiritual y corporal,
para que restablecidos por tu misericordia
permanezcan en la fe y en la esperanza
y manifiesten a todos el consuelo de tu amor.

Como todos los sacramentos, es una gracia extraordinaria de Dios para acrecentar nuestra esperanza






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CUARTO DOMINGO DE PASCUA. DEL BUEN PASTOR 
domingo, abril 25, 2010, 10:47 AM
CUARTO DOMINGO DE PASCUA
“Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen”

1ª lectura: Hechos 13, 14.43-52: Nos dedicamos a los gentiles.
Nos narra el primer discurso de Pablo, dentro de su primer viaje apostólico, desde Antioquia de Pisidia; se dirige a los judíos de la diáspora y a los gentiles. Hace referencia al núcleo de su predicación:”El justificará al que crea”.
Pablo es consciente del mandato del Señor de dirigirse a todos, judíos y gentiles. Muchos le siguieron, los gentiles se alegraban y alababan la palabra del Señor y los “discípulos quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo”. Tuvieron dificultades con la comunidad judía.
Ya aparece el deber de la Iglesia de anunciar la Palabra a todos los hombres, a los que se han alejado de la Iglesia, a los que provienen de otras culturas y comunidades eclesiales y a los alejados, a quienes no se les ha anunciado nunca; y esto entraña dificultades, en un ambiente de comodidad y de increencia, donde parece que no interesa en absoluto el evangelio.
Las dificultades nos deben urgir a llevar una vida cristiana más coherente y comprometida con los necesitados: la autenticidad, el sacrificio y la caridad son incuestionables y siempre interpelan. El Resucitado, Buen Pastor, camina junto a nosotros y es quien nos guía y sostiene.

Salmo 99, 2.3.5. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño

2ª lectura: Apocalipsis 7,9.14b-17. El Cordero será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas.
Contemplamos la victoria de “los que vienen de la gran tribulación”, de los que proceden de este mundo y, como consecuencia de su fidelidad y entrega, han sufrido por Jesucristo. Ellos interceden y piden que llegue pronto el Reino de Dios que liberará de todo sufrimiento y opresión.

Evangelio: Juan 10, 27-30. Yo doy la vida eterna a mis ovejas
Este pasaje aparece tras el signo de la curación del ciego de nacimiento y Jesús quiere hacer comprender a los dirigentes judíos que él es el Mesías esperado y que llevará adelante su misión como “Luz del mundo” y “Buen Pastor”.
La acción de Jesús aparece descrita en los verbos que utiliza el evangelista: conocer, dar vida (vida eterna), no dejar arrebatar (ofrecer seguridad, proteger en el peligro…) El amor del Pastor interpela al creyente a vivir la fe como “escuchar la voz” y “seguirle”, son las dos acciones que caracterizan al discípulo: escucha atenta y seguimiento incondicional, ser de los suyos.
Necesitamos despertar en nosotros la capacidad de escucha.
Cuando se trata de la Palabra de Dios, tenemos el peligro de pensar “ya me lo sé, es siempre lo mismo” y no dejarnos interpelar. Solo con un corazón sencillo y lleno de amor e interés, podemos acoger la palabra de Jesús con toda su frescura y novedad, con toda la vida que viene de Él. Siempre nos dice algo nuevo desde el “hoy” en el que la escuchamos.
Juan XXIII decía que la Iglesia es como la vieja fuente que está en medio de la aldea y que no deja de manar continuamente agua fresca. Si no somos sensibles a la “frescura y novedad” del evangelio podemos quedarnos en unas formas de religiosidad decadentes, “tranquilizantes”, superficiales porque están mas pendientes de la forma que del fondo, y que mucha gente ve como cargas pesadas de las que hay que huir. En esta sociedad donde nuestras conciencias tienen el peligro de “ser tomadas” con mensajes, imágenes y reclamos de toda clase, necesitamos que resuene la Palabra viva, concreta e inconfundible de nuestro único Señor.
Además hay que seguirlo. Seguirlo hasta la entrega personal, hasta la cruz. Seguir es creer, defender y vivir lo que el creyó, vivió y defendió. Defender a todo ser humano, acercarnos, eficaz y afectivamente a quienes nos necesiten, tener libertad de corazón para hacer el bien , sin dependencias de convencionalismos humanos, tener una confianza llena de paz y amor en el Padre, situarnos ante la vida y la muerte desde la victoria del Resucitado.

La Iglesia, y cada uno de nosotros, porque descansamos junto al corazón del Pastor y nos sentimos cuidados y mimados por El, tenemos que ofrecer nuestros brazos a los hermanos mas débiles, a los mas heridos `por la dureza de la vida, a los mas desorientados en la noche del mundo.
El pastor contempla las estrellas y espera y adivina la salida del sol; el cristiano ve la presencia de la luz de Jesucristo en la noche del mundo, nunca deja de ayudar porque ve en la noche y con esperanza y amor espera un nuevo día, porque el sol que es Jesucristo, nunca deja de salir.

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