sábado, junio 7, 2014, 10:54 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO DE PENTECOSTÉS. Ciclo A. 08-06-2014.1ª Lectura. Hechos de los Apóstoles 2, 1-11. Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar.
Salmo 103. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra
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2ª Lectura. Primera a Corintios 12, 3b-7. 12-13. Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo.
Evangelio. Juan 20, 19-23. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
El Señor, cuando comenzó a preparar su partida junto al Padre “para prepararnos sitio”, nos habló del Espíritu Santo con más frecuencia e insistencia. No nos iba a dejar solos, nos enviarían el Padre y El, el Espíritu Santo, quien nos llevaría a la verdad plena, nos defendería, nos consolaría. El Espíritu, llevaría a plenitud la obra del Padre que había continuado el Hijo. No sabían muchas cosas más los discípulos.
Pentecostés es el día y el acontecimiento en que, reunidos con María, vivieron una experiencia transformadora. Estaban en oración, llenos de miedo, con las puertas cerradas, sin saber lo que iba a pasar y lo que tenían que hacer…Un ruido, un fuego, un viento…y se sintieron completamente transformados. Algunos les creyeron borrachos por el entusiasmo. Y salieron a predicar con convicción, con alegría, con valor…Y cada uno le entendía en su propia lengua. Predicaban a Cristo resucitado y ellos eran los testigos. El fuego les había purificado y había llenado su vida de amor, el viento les había hecho revivir, comprendían y se dejaban entender, trasmitían la vida misma de Dios.
Nosotros también hemos recibido el Espíritu Santo: en nuestro bautismo, en la confirmación, en la confesión, en cada eucaristía. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. ¿Dejamos al Espíritu entrar a nuestro interior o somos como piedras duras, que aunque permanezcamos en el interior del río, siempre tenemos el corazón seco y árido? El día de Pentecostés apareció la Iglesia ante el mundo, y con la Iglesia, los sacramentos, que nos permiten recibir el Espíritu del Señor.
El Espíritu nos capacita para rezar; nos purifica y nos enseña a perdonar; nos llena de vida y nos descubre la importancia de entregarnos a los demás; nos ayuda a ver las hazañas de Dios y nos permite ser agradecidos; crea en nosotros el deseo de unidad y comunión, respetando las diferencias; nos libera de prisiones y esclavitudes; nos hace bondadosos, amables…nos va trasfigurando en Cristo.
Hoy día de Pentecostés debemos pedir al Señor que su Espíritu nos ayude a ser santos, a vivir la comunión en la Iglesia, a ser apóstoles. Que nos libre de tentaciones, de respetos e intereses humanos, que vivamos como trabajadores del Reino y que en todos los lugares y circunstancias seamos instrumentos de comunión.
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