miércoles, diciembre 7, 2011, 05:29 PM - Comentarios a las Lecturas
INMACULADA CONCEPCION DE SANTA MARIA VIRGEN (8-12-2011)Se celebra esta fiesta desde el año 1476. El papa Pio IX, el 8 de diciembre de 1854, en la Bula Ineffabilis Deus, proclama el dogma de la Inmaculada Concepción.
1ª Lectura. Génesis 3, 9-15.20. Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya.
Salmo 97. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.
2ª Lectura Efesios 1, 3-6.11-12. Dios nos eligió en la persona de Cristo antes de crear el mundo.
Evangelio. Lucas 1, 26-38. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo.
El misterio que celebramos hoy llena de alegría y esperanza a toda la Iglesia, ya que celebramos conjuntamente, como nos dice Pablo VI en la encíclica Marialis Cultus, nº 3, la Inmaculada Concepción de María, la preparación a la entrada del Señor en el mundo para realizar su plan de salvación, y el comienzo de la Iglesia “hermosa, sin mancha ni arruga”.
Esta fiesta nos recuerda que la Concepción Inmaculada de la Virgen es la “preparación de la digna morada” para que entre el Salvador comience su plan de salvación, como nos anuncia la primera lectura. Es fiesta de Dios Padre, de Jesús, de María y nuestra.
La condición humana, herida por el pecado, quedó inclinada al mal. En el mundo vemos muchos comportamientos que degradan la condición humana y que son causa de dolor y sufrimiento. Sabemos que, sin una intervención especial de Dios, nunca podría surgir de este mundo la salvación que necesita.
Dios reaccionó al pecado del hombre con la promesa de salvación; en María comienza el cumplimiento de esa promesa. Ella fue preservada del pecado original, de la inclinación al pecado, por los méritos de Jesucristo, para que desde dentro de nuestra condición humana, acogiera el plan salvador de Dios, y fuera el comienzo de una naturaleza nueva, salvada y salvadora. Fue necesaria la colaboración de María en el proyecto salvador de Dios.
El pueblo cristiano, admirando a la Virgen y agradeciendo su servicio, siempre la ha contemplado y celebrado como Inmaculada, sin mancha ni pecado. La “llena de gracia”, como la llamó el ángel en la anunciación, llena de todas las cualidades, bendiciones y favores de Dios, la santa entre los santos, nunca cometió pecado. “Purísima había de ser, Señor, la Virgen que nos diera el Cordero inocente que quita el pecado del mundo. Purísima la que, entre todos os hombres, es abogada de gracia y ejemplo de santidad” proclamamos en el prefacio de la misa de hoy.
Hoy contemplamos el empeño de Dios en salvar al hombre. Hoy admiramos la poesía de Dios al elegir y preparar a María, preservándola del pecado original. Hoy celebramos a la Madre Inmaculada: generosa, fiel, perseverante, valiente.
Aunque nuestra naturaleza está dañada por el pecado, con la ayuda de la gracia y la intercesión y el ejemplo de María podemos ser fieles al Señor, vivir el evangelio y ser también nosotros santos.
Que Ella cambie nuestros recelos en confianza, nuestros cansancios e inconstancias en perseverancia; nuestro amor interesado, en generosidad; nuestra búsqueda de placer en amor fiel y sacrificado; nuestra cerrazón en apertura a Dios y atención noble y caritativa a los demás.
Su fe y su amor a Dios la hicieron hermosa, fuerte, fecunda, santa. Ella es la puerta por la que entró Dios en el mundo y nuestro acceso permanente al corazón de Dios. Que también nosotros sepamos ser portadores de la buena noticia del amor de Dios para que ayudemos a otros a encontrarse con Jesucristo.
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