sábado, diciembre 10, 2011, 04:14 PM - Comentarios a las Lecturas
TERCER DOMINGO DE ADVIENTO (11de diciembre de 2011)1ª Lectura. Isaías 61, 1ss. Desbordo de gozo en el Señor.
Salmo. Lucas 1, 46-48ss. Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador.
2ª Lectura. 1ª Tesalonicenses 5, 16-24. Que todo vuestro ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la parusía del Señor.
Evangelio. Juan 1, 6-8. 19-28. En medio de vosotros hay uno que no conocéis
Domingo tercero de Adviento, domingo de la alegría ante la proximidad de las fiestas de Navidad. En la sociedad ya hay muchos elementos que nos anuncian la Navidad: adorno de calles, comercios…En muchos domicilios de familias cristianas ya hemos montado los belenes; se preparan regalos y comidas familiares…Aunque existen muchos motivos preocupantes por la crisis económica, la falta de empleos y otros muchos problemas…estas fiestas despiertan en nosotros alegría y, a veces, nostalgias, por las personas que nos faltan.
Las lecturas hoy nos recuerdan cual es el verdadero motivo de nuestra alegría: el Señor viene a ser consuelo para los que sufren, para curar heridas y liberar esclavitudes, para anunciar el tiempo de gracia, de amistad fiel y firme del Señor. Esta es la gran noticia que llena de gozo el corazón humano. Los que creen que no importan a nadie, tienen a Dios que viene para ellos. Es una alegría que da plenitud y felicidad. Isaías dice que es una alegría como la de los esposos el día de la boda o la de quienes descubren que surge la vida de la semilla sembrada.
En la segunda lectura Pablo nos recomienda que esta alegría la conservemos siempre: la oración permanente, que nos da lucidez; la acción de gracias, expresión de que valoramos los dones de Dios; la fidelidad a las sugerencias del Señor, “escuchar la voz del Espíritu”, la obediencia a la palabra de Dios, “no despreciar el don de profecía”, el cuidado en el discernimiento; la postura firme ante toda forma de mal.
Ilusionarse por pequeñas cosas, de manera ocasional y transitoria, es fácil; mantener, aun en tiempos y ocasiones difíciles, la alegría interior, perseverar en la alegría, es más difícil. Supone sentirnos con el Señor, socorridos y eficazmente acompañados…vivir el gozo de la fe y la esperanza. Esta es la alegría cristiana, que nunca es vana, superficial, inconsciente. Es interior y nos da mucha fuerza. También entraña un compromiso.
En el Evangelio, Juan Bautista es el ejemplo para todo cristiano; su misión, allanar el camino para que todos se encuentren con el Señor, sin buscarse ni predicarse a sí mismo, a sus ideas o fijaciones, gustos o intereses: él solamente es la voz. La Palabra es Cristo. Tener ese fino sentido para vivir la humildad, aun haciendo el bien, sin buscarse en absoluto a sí mismo… es el medio de allanar el camino.
“En medio de vosotros hay uno a quien no conocéis”. Esa es la misión del cristiano, descubrir al Señor junto a quien no le conoce. Hoy se nos pide descubrir, ante tantas personas desorientadas, dónde está la verdadera alegría. Está en Jesucristo y en trabajar por todo lo que afecta a la liberación del hombre. Trabajar por los hermanos que sufren es un indicador claro de nuestra implicación en la causa de Dios.
En Navidad contemplaremos el gesto de Dios naciendo en Belén, lleno de sencillez y amor junto a todos los pequeños del mundo. Hoy, en la oración colecta, le pedimos al Padre “llegar a la navidad, fiesta de gozo y salvación y celebrarla con alegría desbordante”, la alegría de quien vive esta buena noticia.
( 366 visualizaciones )