sábado, julio 23, 2011, 11:45 PM - Comentarios a las Lecturas
SANTIAGO APOSTOL, patrono de España(lunes 25 de julio)
1ª Lectura: Hechos de los Apóstoles 4, 33. 5, 12ss.: Herodes Agripa hizo decapitar a Santiago y encarceló a Pedro.
Salmo 66: Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
2ª Lectura: 2ª Corintios 4, 7-15: Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús. Los primeros cristianos se mantenían firmes en la persecución porque esperaban que el Padre que resucitó a Jesús, les resucite también a ellos.
Evangelio: Mateo 20, 20-28: Mi cáliz lo beberéis. El apóstol y el cristiano tienen que servir como el Maestro, hasta el sacrificio de dar la vida.
Santiago era hijo de Zebedeo y Salomé, y hermano de Juan, el autor del cuarto evangelio. Fue pescador en Galilea, hasta que lo dejó todo para seguir a Jesús. Formaba con Pedro y su hermano Juan, el grupo de los tres apóstoles predilectos del Señor.
Víctima de Agripa I, fue el primero de los doce apóstoles en dar testimonio con su sangre de la fe que profesaba.
La tradición dice que vino a España a predicar el evangelio; que a orillas del Ebro, la Virgen María se le apareció sobre un pilar y le animó a continuar su misión evangelizadora. Su muerte fue en Jerusalén, como nos recuerda la primera lectura de hoy. También la tradición nos cuenta que sus discípulos Atanasio y Teodoro trasladaron su cuerpo hasta Santiago de Compostela, donde reposan sus restos, convirtiéndose su sepulcro en uno de los tres lugares de peregrinación más importantes para los cristianos: Jerusalén, por el sepulcro vacío de Cristo, y Roma, por el sepulcro del apóstol Pedro (también está el de Pablo, en San Pablo extramuros).
Otra tradición nos cuenta que en el año 834, en la batalla de Clavijo, los soldados cristianos vieron a un jinete que cabalgaba sobre un caballo blanco y que hizo posible la victoria contra los musulmanes. Siempre dijeron que se trataba del apóstol Santiago. Quien con tanto trabajo y sacrificio había sembrado la fe, tenía que seguir luchando por su conservación y extensión. De ahí el origen de la representación ecuestre del Apóstol. Esta bellísima y fecunda historia y tradición, tan presente en los monumentos, en el cariño, en los milagros, en la fe de los españoles, avala el Patronazgo del Apóstol por tierras de España.
Hoy es día de agradecer la fe y nuestra condición de cristianos.
Hemos conocido que somos hijos de un gran amor, el de Dios, manifestado en la entrega de su hijo Jesucristo. Hemos sido consagrados como templos del Espíritu Santo ya desde los primeros días de nuestra vida, por el bautismo. Hemos recibido un liberador proyecto de vida, el evangelio, y con la ayuda de la gracia podemos vivirlo. Y estamos llamados a la eternidad, por puro regalo del mismo amor que nos lo da todo. Y esta fe y esta realidad que es la vida cristiana, ha llegado a nosotros por el esfuerzo, el testimonio y la sangre de los que nos la han ido trasmitiendo. Y el primero, aquí, fue Santiago. Desde entonces, ¡qué larga cadena de personas buenas, configuradas por Cristo, que han hecho que nos llegara a nosotros la buena noticia del Evangelio! La fe la hemos de vivir, agradecer, acrecentar y trasmitir con todas nuestras fuerzas.
Jesús, en el evangelio nos recuerda que el discípulo está en el mundo con otros criterios y valores: tenemos que ser como el Maestro, que no vino a ser servido sino a servir y dar la vida. Es un reto muy exigente, pero muy ilusionante. Los caminos que el Señor nos marca son una gracia, un don. Es liberador no vivir esclavo de ti mismo y poner en primer lugar al hermano necesitado. Es un camino de plenitud, hacer tuyo el espíritu de las bienaventuranzas que es el estilo del Señor.
En Santiago es admirable y ejemplar su capacidad para escuchar la llamada del Señor; la prontitud y radicalidad con que lo dejó todo; su amistad tan íntima y fiel con el Señor que le hizo estar tan cerca en muchos momentos del ministerio del Señor; su deseo de llevar el evangelio a los últimos confines del mundo conocido; su amor al Señor plasmado en su martirio. El vivió las palabras de Jesús cuando dijo “nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. Santiago dio la vida por el Amigo en su entrega y en su martirio.
Su tumba es meta de largos y diferentes caminos que tienen muy distintos y lejanos puntos de partida y muy diferentes motivaciones. Un camino que se recorre de muchas formas (andando, en bicicleta…solos, en compañía…con una motivación expresa, en estado de búsqueda…). El camino es espacio de soledad y ocasión de encuentros. Te enseña que tienes que seguir en medio de todas las inclemencias, porque es estado de transición. Y ocasión de encuentros: con uno mismo; con mucha gente, en distintas situaciones, que tienen necesidad de hablar, de conocer…Y con Dios. Sobre todo con Dios, quien siempre está ahí, llamando a la puerta de nuestro corazón, buscando su espacio en nosotros: “al que me abre yo entro y me siento a su mesa”…
Al final está el Apóstol, su sepulcro, la estrella. En el pórtico de la gloria nos recibe majestuoso, sentado con el libro de la Palabra y su bastón de peregrino, para introducirnos en la gloria que preside Jesucristo.
El verdadero bastón, en el camino de la vida es la Palabra de Dios que nos ilumina, apoya y configura. Y la meta, la vida eterna con Cristo y con los santos.
Que el “Señor Santiago” siga velando por la fe de los españoles, de los peregrinos; siga protegiendo y guiando a la Iglesia que camina en España, para que en estos tiempos de pérdida del sentido de Dios, de vacío espiritual, de desorden en muchos sentidos, de falta de esfuerzo en el seguimiento de Cristo…haya muchos cristianos ilusionados con su fe, comprometidos con la sociedad, ejemplares en sus familias y en su compromiso laboral y dispuestos a consagrarse al Señor en la vida sacerdotal y en la vida religiosa. Que así sea.
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