sábado, marzo 30, 2013, 05:15 PM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO DE PASCUA. Ciclo C (31-3-2013)1ª Lectura. Hechos de los Apóstoles 10, 14ª.37-43. Nosotros hemos comido y bebido con él después de su resurrección.
Salmo 117. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.
2ª Lectura. Colosenses 3, 1-4. Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo.
Evangelio de la Vigilia Pascual. Lucas 24, 1-12. ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
Evangelio del Domingo de Pascua. Juan 20, 1-9. Él había de resucitar de entre los muertos.
Queridos hermanos: El Señor, el crucificado, el traicionado, el torturado, el abandonado, el injustamente tratado, el difamado…ha resucitado. “Mirad el sitio donde lo pusieron”. “No busquéis entre los muertos al que vive”.
Esta es la obra más grande que ha realizado Dios Padre, más que la creación, más que todas las grandes acciones liberadoras de la historia. Esta es la gran noticia que proclamamos esta noche.
Su resurrección nos confirma que es el Señor, que su vida y su enseñanza es la verdad; en su resurrección hemos vencido a la muerte, la suya y la nuestra, y por ella sabemos que hay justicia para todas las personas inocentes que sufren y son maltratadas y humilladas.
¡Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo! Dios actúa para “levantar a Jesucristo de la muerte” y para ser esperanza y salvación para los pobres. Los sentimientos de la pascua son la alegría y el gozo.
Y ahora nosotros somos testigos. En el año de la fe la Iglesia nos apremia para que nuestra fe sea muy viva y nuestro testimonio sea eficaz. Solamente puede ser testigo el que “ha visto”, el que “ha experimentado”. Entonces nace la necesidad de trasmitirlo. Si no se tiene experiencia de él, la fe solo es teoría y costumbre, no se contagia, solo se cuenta.
Experiencia de él tenemos si le hemos visto, le hemos abrazado, le hemos tocado; si nos sentimos personas nuevas por habernos encontrado con Él, como María Magdalena a quien cambió la vida, llenos de valor y de confianza en la fuerza de su amor; si hemos comido y bebido con Él y nos ha ardido el corazón, llenando de sentido momentos de oscuridad; si le hemos acompañado y le hemos reconocido en los necesitados por las llagas del sufrimiento y de la pasión; Juan, el discípulo amado, fue testigo porque se sintió “discípulo y amado”; le siguió, queriendo configurar su vida a la suya y entregándose a su misión y acogió a su Madre como a su propia madre; experimentó en su vida el amor de Jesús, se supo muy amado y eso le hizo feliz, le dio valor y lo comprometió por entero. Pedro vivió en lo más hondo de sí mismo la mirada de Jesús, se sintió tan aceptado a pesar de su miseria, tan amado y tan perdonado…que tuvo fuerzas para entregarse y dar la vida.
Los frutos de la pascua son la paz, el gozo y el espíritu.El espíritu de Jesús es el Amor. El cristiano es feliz porque se sabe amado, porque se apoya en alguien que es más fuerte que el mal y la muerte.
En la Vigilia Pascual renovamos nuestro bautismo. Signados por la Cruz, signo de salvación. Resurgimos con Cristo a una vida nueva, la suya en nosotros. Nuestra misión es ser presencia y testigos de la vida nueva que es Jesucristo.
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