Blog del párroco
SANTA MARIA, MADRE DE DIOS. SOLEMNIDAD (1 de enero 2012) 
sábado, diciembre 31, 2011, 09:00 AM - Comentarios a las Lecturas
SOLEMNIDAD DE SANTA MARIA, MADRE DE DIOS. Octava de la Natividad del Señor. Primer día del año. Jornada por la paz

Hoy veneramos a la Virgen María como Madre de Dios. Su Hijo Jesucristo es Hijo de Dios, y ella es Madre de su Persona divina, la segunda de la Santísima Trinidad. El concilio de Éfeso, en el siglo V, proclamó solemnemente lo que atestiguaba, creía y celebraba la Iglesia: que a la Madre del Señor, con toda propiedad, podíamos llamar Madre de Dios. Como María dio a luz a quien es fuente de la gracia, es Madre de la Iglesia y símbolo de la comunidad cristiana, en cuyo seno encontramos a Cristo. Esta es la fiesta más antigua de la Santísima Virgen.

1ª Lectura. Números 6, 22-27. Invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré.

Salmo 66. El Señor tenga piedad y nos bendiga.

Gálatas 4, 4-7. Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer.
Evangelio. Lucas 2, 16-21. Encontraron a María, a José y al Niño. Al cumplirse los ocho días le pusieron por nombre Jesús.

En el inicio del año pedimos la bendición del Señor sobre nosotros, sobre nuestras familias, sobre nuestro país y sobre el mundo entero. En los anhelos de todos está el deseo de que no nos falte la salud, el trabajo, el amor y la paz. En la primera lectura proclamábamos el deseo de que el “señor muestre su rostro sobre nosotros”. La mirada de Dios despierta en nosotros paz y serenidad. En el comienzo del año pedimos y deseamos, y de alguna manera nos comprometemos, a procurar todo lo mejor para los demás.

Pero hoy nos centramos en la figura de la Madre. La Iglesia mira agradecida a María por su colaboración en el misterio de la Encarnación. María es necesaria y ni falló a Dios ni a todos los nosotros. Además de su “sí” en la Anunciación, que supuso su opción y entrega total al proyecto de Dios, su actitud permanente ante lo que veía y vivía era “conservar todas esas cosas, meditándolas en su corazón”. No vivía nada de manera superficial sino que procuraba entenderlo todo desde lo más íntimo de sí, dando tiempo a Dios y a sí misma. También nosotros debemos profundizar en el misterio de la Navidad, en todo lo que estamos celebrando y viviendo estos días: contemplar la humildad, la pobreza, la confianza de Dios, su solidaridad con todo ser humano, el asumir todo lo nuestro desde abajo y desde dentro…y todo por infinito amor. María lo supo contemplar para poderlo vivir. Ella es la Madre peregrina que protege, acompaña, sufre; la primera discípula que se deja cambiar el corazón por las enseñanzas del Señor. Ella es Madre desde Nazaret, en Belén, en Egipto, en los caminos de Galilea y Judea, al pie de la Cruz, en el Cenáculo a la espera del Espíritu Santo. Madre de Cristo siempre, dándonosle y refiriéndonos a Él. Los cristianos, como María, debemos formarnos bajo la mirada y en el seguimiento de Cristo, para hacerlo presente con nuestro testimonio ante los demás. Por todo, la celebramos como Madre de Dios y Madre nuestra.

Hoy también es día de reflexionar y agradecer el don del tiempo y de la vida. Un año más nos regala el Señor, para crecer como personas, para hacer el bien, para construir. Siempre es lamentable perder, tirar…la salud, el tiempo, las cualidades, los medios que tenemos; es triste perder el matrimonio, la familia, el trabajo…porque no hemos estado a la altura de lo que teníamos y no lo hemos valorado suficientemente. Es un fracaso no ser felices y no hacer agradable y fácil la vida a los demás. El tiempo es don valioso, que se nos regala ¡A ver qué hacemos con él!

Comenzar un año es una ocasión para la esperanza: todo lo que vamos a encontrar, va a cambiar, podemos construir…Sabemos, que los tiempos, como siempre, son difíciles. Que estamos en una situación en la que hemos caído muy bajo y por muchos motivos. Hemos visto pero, ¿hemos aprendido? ¿Estamos dispuestos? El futuro acontece y se construye. Si actuamos desde la fe recibida, seremos más libres, más fuertes y podremos hacer más por los demás.


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SAGRADA FAMILIA (30 diciembre 2011) 
jueves, diciembre 29, 2011, 09:40 AM - Comentarios a las Lecturas
FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA: JESÚS, MARIA Y JOSÉ (30-12-2011)

1ª Lectura. Eclesiástico 3, 3-7. 14-17ª. El que teme al Señor honra a sus padres.

Salmo 127. Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.

Colosenses 3, 12-21. La vida de familia vivida en el Señor.

Evangelio. Lucas 2, 22-40. El Niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría.

Jesús, como hombre verdadero que es, ha nacido en el seno de una familia y la ha necesitado para todo. Allí le cuidaron y empezó a crecer; allí le amaron y aprendió a amar; allí rezó con sus padres y fue a la sinagoga y se introdujo en la vida religiosa de su pueblo. Allí tuvo la primera experiencia de que no estaba solo y aprendió a respetar, a compartir, a trabajar. La familia es, al mismo tiempo, hogar, escuela e iglesia. Es el ámbito donde nos sentimos queridos y aceptados como somos, sin necesidad de fingir; donde nos cuidan en la enfermedad, nos aguantan en las crisis, se alegran con nuestros éxitos…pero sobre todo, donde nos acompañan silenciosamente en el día a día, único camino de crecimiento normal. En la familia encontramos la primera ventana para contemplar el mundo; la primera luz para entenderlo, valorarlo, respetarlo y disfrutarlo. Es donde podemos conseguir espacios de silencio y soledad que nos permiten orar y ser nosotros mismos.

Todo lo que somos y podemos, ya en ciernes, lo encontramos en nuestra familia .

Dios Padre eligió la familia para Jesús, a María y a José. Dios sabe y tiene buen gusto. Para las cosas de importancia siempre elegimos a gente que nos quiere, que nos respete, que nos entiende, que sea bondadosa.

Dios eligió a María y a José: Confiaron, se quisieron, se entregaron al plan de Dios y al cuidado del Niño. Respetaron su proceso de crecimiento, en edad, sabiduría y gracia. Muy pronto se dieron cuenta que los superaba y desbordaba.

La familia de Nazaret tenía virtudes y formas de actuar que hoy no se comprenden. Se dedicaban al miembro de la familia más necesitado, ninguno pensaba en sí mismo, lo hacían todo con discreción, sin protagonismos, no se cansaban y permanecieron unidos y fieles en los tiempos más difíciles. Se querían y querían cumplir el proyecto de Dios en sus vidas.

Hoy se confunde la capacidad de tener relaciones sexuales o la necesidad y la diversión de tenerlas con la capacidad de convivir. Por supuesto, ser capaz de convivir, tampoco equivale a la vocación o proyecto de construir familia. Se puede ser estupendo en la convivencia (a cuantos “personajes del colorín” oímos decir del amigo-compañero-pareja-novio…o lo que sea:”es muy divertido, nos lo pasamos muy bien”, y no funcionan como matrimonio cuando se casan.

El que quiere construir una familia sabe que es un proyecto de dos, compartido desde su inicio. Que tienen una doble vocación: ser presencia del amor de Dios en el mundo y colaborar con El en la transmisión de la vida. Esta misión no se puede llevar adelante sin mucho amor amor y mucha dedicación (entiéndase trabajo y sacrificio). Las virtudes de la familia de Nazaret las necesita cualquier familia cristiana. Si ilusionante es traer un hijo al mundo, es muy apasionante ayudarle a descubrir a Dios, a los demás, al mundo y a la vida, desde los criterios de Dios.

La crisis por la que pasa la familia es muy grande. Los indicadores más claros son la disminución de celebración de matrimonios y los divorcios. Pero la crisis es mucho más profunda: el que el “yo” sea el único centro, a pesar de los demás, incapacita para toda relación. El tremendo materialismo, la huída de todo compromiso personal, la pérdida del sentido de Dios. Son frutos de estos planteamientos, los abortos, crímenes horrendos que van contra lo más sagrado de la vida humana, la sustitución del término matrimonio hombre-mujer por otros tipos de relación…y otros muchas consecuencias que tienen que ver con el respeto a la dignidad de los niños y con el respeto y atención a los débiles, ancianos, enfermos.

El Señor necesitó una familia en Belén y en el Calvario, y cuando pensó en la Iglesia, pensó en una familia.

Que la familia de Nazaret bendiga a nuestras familias, a la Iglesia y a todo el mundo.


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NATIVIDAD DEL SEÑOR (25 de diciembre) 
sábado, diciembre 24, 2011, 08:08 PM - Comentarios a las Lecturas
NATIVIDAD DEL SEÑOR (25 de diciembre de 2011)

1ª Lectura. Isaías 9, 2-7. Un hijo se nos ha dado. La anunciada aparición de Jesús entre los hombres es luz, gracia y presencia de Dios.

Salmo 95. Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor.

2ª Lectura. De San Pablo a Tito. 2, 11-14. Ha aparecido la gracia de Dios para todos los hombres.

Aleluya. Os traigo la buena noticia: Os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Aleluya.

Evangelio. Lucas 2, 1-14. Hoy os ha nacido un Salvador.

Queridos hermanos: Esta noche hemos salido de nuestros hogares después de la cena familiar para, junto con otras familias, celebrar la Navidad del Señor. Hoy, hace 50 años, después de trasladar al Santísimo a nuestro templo, se celebraba la primera Eucaristía, la primera Navidad, en este templo parroquial. Nuestro primer recuerdo para todos los hermanos en la fe que durante estos cincuenta años han celebrado en este templo la Navidad del Señor.

Como cada año, hemos necesitado escuchar el anuncio del ángel que nos trae la mejor de las noticias: “Hoy, en la ciudad de David, (en cada rincón del mundo donde vive, sufre y muere cada ser humano) nos ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor”. Hay salvación para el hombre porque ha nacido el Salvador. La vida tiene valor y sentido, porque es don de Dios y Él mismo comparte nuestra condición humana. Hoy se ha manifestado su amor a todo ser humano, este amor que nos busca, que nos recrea, que nos hace descubrir la dignidad de cada persona, que muestra su preferencia por los pobres.

Porque hay Salvador hay salvación y es posible la esperanza.

Y “ahí tenéis la señal: encontraréis a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Los signos de Dios son concretos y claros; de amor y de paz. No asustan, conmueven.
Necesitamos contemplar y celebrar la Navidad para no olvidarnos de Dios y para mirarnos a nosotros con profundo respeto. ¡Somos tan pequeños y la vida nos puede llegar a agobiar tanto, que podemos llegar a pensar que estamos solos, que nadie arriesgaría nada por nosotros, que los demás valen menos, que el valor de la vida está en las cosas materiales, que la fuerza bruta lo consigue todo…y otras muchas cosas semejantes!.

El Nacimiento de Dios nos abre los ojos y el corazón. Dios es de otra manera y actúa de otra forma. Hemos visto sus formas, sus signos: un Niño, una Virgen, un establo…, pastores, ángeles, estrellas, cantos…regalos, amor…mucho amor.

Siempre los tiempos han sido difíciles. Pero siempre, sobre el ser humano, ha brillado una estrella. María contempla y guarda en su corazón. José, con fidelidad y perseverancia desde el silencio, cuida y provee; los dos viven de la Palabra a la que han consagrado sus vidas. El ángel anuncia y muestra el signo de Dios. Los pastores ofrecen. El Niño sonríe y acoge.

A todo esto nos invita la Navidad porque Dios es así con nosotros. Este es el verdadero Espíritu de la Navidad, el Espíritu Santo; un amor muy grande de Dios que nos quiere hacer semejantes a Él y que quiere que desaparezca todo lo que empequeñece y degrada al ser humano.

¡Feliz, fiel y santa Navidad!

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MEDITACIÓN DE ADVIENTO 
sábado, diciembre 17, 2011, 07:39 AM - Otros
MEDITACIÓN EN ADVIENTO

El ser humano puede desconocer u olvidar el proyecto de Dios y sus tiempos. El proyecto de Dios existe desde antes de la creación y se basa en un amor infinito al hombre, por quien lo crea todo, a quien crea para compartir con él su vida y eternidad.
Contempla las dificultades que va a tener con la colaboración del hombre, quien dejándose llevar por sus pasiones y haciendo mal uso de su libertad puede dejarse llevar por el orgullo y perder la alegría de ser hijo; por la envidia, la competencia, el rencor… y olvidar la grandeza de ser hermano. Puede mirarse solo a sí mismo, y preso de la codicia puede generar injusticia, pobreza, destrucción de la naturaleza.

Tanto deterioro corrompe el corazón humano y desde esa corrupción interior inventa tantas manifestaciones del mal radical que están poniendo en peligro la vida humana, el futuro de la especie y que son un grave atentado contra la dignidad del hombre, imagen y semejanza de Dios: el aborto, las drogas, los secuestros para venta de órganos, pornografía, coartar las voluntades por dinero, las violencias y muertes por el ansia de poseer al otro, las mil formas de corrupción por parte de quienes tienen que velar por los intereses y necesidades del ser humano. Las manipulaciones a nivel internacional, por las que muchos países están en manos de otros que les explotan por medio de crueles dictadores…

Además, los males y problemas que surgen de nosotros mismos y de nuestro entorno por errores, pecados, enfermedades…o malas acciones de los más próximos.

Dios no se rinde. Es posible la esperanza y la salvación. De los troncos más secos resurgen los tallos más vigorosos. Dios no se desdice. No nos libra de la cruz, cuenta en todo momento con nosotros. Renuncia a la violencia, a lo espectacular a lo que se impone. Por una Virgen, a través de un Niño, en un joven coherente que pasa y trasciende la Cruz.

En adviento hemos oído a los profetas quienes nos recuerdan incansablemente que hay que ser fieles, porque el Señor es fiel y no cambia ni se vuelva atrás. El Bautista, con una vida libre y austera, con mucha energía y verdad, con una profunda humildad, nos indicaba la forma de prepararnos y preparar el camino al Señor: enderezad, allanad, disponed…Y María, la Virgen Madre. ¡Cuánto le gusta a Dios el estilo de María! Si de verdad cayéramos en la cuenta, la tendríamos, en todo, como maestra y modelo de vida cristiana. “Hijo ahí tienes a tu Madre”. Para ser de mi familia, tienes que sentirte hijo de mi madre, nos dice Jesús. Y lo acogió, y nos los dio, y nos los sigue dando, con infinito amor de Madre.

Es fácil decir “sí”. A veces, por precipitación o por cobardía y respeto humano. También es fácil decir “sí” y no hacer caso, olvidarlo y que la vida y actuaciones vaya por otro camino. María lo hizo columna vertebral de su vida: todo, absolutamente todo, lo vivió desde él. Si tuvo dudas, no las manifestó. Todo lo que mostró fue coherencia. En los momentos más difíciles solamente se veía que el amor era muy grande.

El adviento es prepararnos. Podemos ser desierto, estepa, barrizal, bosque confuso. Hay que salir de donde la vida nos mete y discernir, intentar descubrir lo que el Señor nos pide. No quiere pasar y ya está. Ruin servicio prestamos si no salimos de los tópicos sensibleros, consumistas, donde se maquilla la caridad para tranquilizarnos…donde hay mucha reunión y poca comunión de corazones porque falta el amor. Dios viene a nacer, a hacerlo todo nuevo desde su estilo, desde sus valores. Tenemos, todavía una semana, para reaccionar y que no pasa impunemente otra navidad y nos haga más vanos y más pobres de compasión, fraternidad y justicia. La Navidad ayuda a madurar; María pasa de aquella doncella asustadiza a la mujer fuerte de junto a la cruz del Señor que inicia una maternidad nueva. Es el milagro del verdadero amor, el milagro de Dios.

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HORARIOS DE CELEBRACIONES DEL TIEMPO DE NAVIDAD 
sábado, diciembre 17, 2011, 06:26 AM - Noticias
HORARIOS DE CELEBRACIONES DEL TIEMPO DE NAVIDAD

Sábado 24 de diciembre: 12’30 horas última misa de adviento
17’00 horas, misa de la Vigilia de navidad
24’00 horas, misa de la Natividad del Señor, Misa del Gallo

Domingo 25 de diciembre: Misas a las 11, 12, 13, 20 y 21 horas

De lunes 26 a viernes 30 (la Sagrada Familia): Misas a las 12’30 y a las 20’00 horas

Sábado 31: 12’30 horas
17’00 horas, Misa de la fiesta de año nuevo.
19’15 horas Exposición solemne del santísimo i rezo del Te Deum, dando gracias a Dios por el año que termina, y del Veni Creator pidiendo al Espíritu Santo que nos ilumine en el año nuevo.
20’00 horas, última misa del año y de la fiesta de año nuevo.

Domingo 1 de enero: Santa María, Madre de Dios, Jornada de la paz, día de Año Nuevo. Misas a las 11’00, 12’00, 13’00, 20’00 y 21’00 horas.

De lunes 2 de enero a miércoles 4: 12’30 y 20’00 horas

Jueves 5: 12’30,
17’00 y 20’00 horas (misas de la fiesta)

Viernes 6: La Epifanía del Señor, los Santos Reyes Magos. Día de precepto. Misas a las 11’00, 12’00, 13’00, 20’00 y 21’00 horas.

Domingo 8: Fiesta del Bautismo del Señor. Horario de domingo: 11’00,
12’00, 13’00, 20’00 y 21’00 horas.

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