domingo, enero 5, 2014, 07:24 AM - Comentarios a las Lecturas
EPIFANIA DEL SEÑOR. Ciclo A. (6-enero-2014)1ª Lectura. Isaías 60, 1-6. La gloria del Señor amanece sobre ti
Salmo 71. Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.
2ª Lectura. Efesios 3, 2-3ª. 5-6. Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos.
Evangelio. Mateo 2, 1-12. Venimos de Oriente para adorar al rey.
Cristo es la luz que ilumina a los hombres en este mundo de tantas oscuridades. Se nos invita a buscarlo, a reconocerlo, a ofrecerle lo que somos y a adorarlo. Durante todas las fiestas de Navidad el Señor quiere manifestarse, darse a conocer: a José y a María, a los pastores y hoy, el día de la Epifanía, a todos los pueblos. El es la luz del mundo, de cada uno de los corazones.
Los Magos vienen de lejos, han visto la estrella, piensan que es de un Rey y quieren encontrarlo y adorarlo. La alusión a la estrella recuerda una tradición secular de los pueblos antiguos que decía que cuando aparecía una nueva estrella Dios tenía que hacerse presente en esta tierra.
Los sabios de Israel sabían que el Mesías tenía que nacer en Belén; pero son unos extranjeros quienes le buscan en la noche y no paran hasta encontrarlo. Los sabios de oriente son humildes, constantes, generosos y tienen mucha alegría: “Entraron en la casa, vieron al Niño con María su Madre y cayendo de rodillas lo adoraron” después le ofrecieron sus dones: oro, incienso y mirra.
San Mateo pone al Niño en el regazo de su Madre y los Santos Padres ven a María como trono de la sabiduría y símbolo de la Iglesia: en María vieron al Niño. María lo revela como Salvador de todos.
La adoración, la postración es un signo de reconocimiento de la grandeza del Señor: respeto, silencio, contemplación, presencia en paz, apertura de la vida, acción de gracias, amor en la cercanía y presencia del Señor…No vulgaricemos ni perdamos el sentido trascendente ante el Señor. El recogimiento del creyente debe ser un signo de la grandeza de aquel a quien adoramos. El carácter social de los actos religiosos convierte los templos en lugares de actos sociales y convenciones y le quita el ambiente de oración propio. Siempre han existido los atrios de las iglesias para los saludos humanos, reservando a los templos como lugares respetuosos de oración y celebración. La sensibilidad de los jóvenes y su ansia de trascendencia les lleva a buscar y valorar los espacios de silencio y recogimiento.
Los magos son un ejemplo de búsqueda en el camino de la fe. Hay que salir de las comodidades y seguridades y que ponerse en camino; arriesgarse a conocer lo que Dios espera de nosotros. Cuando pasamos por situaciones o lugares de pecado y mal ambiente, se esconde la estrella que nos lleva al Señor. Hay que superar situaciones de cansancio y abandono.
Los magos eras tres; en el largo camino de la vida cristiana necesitamos acompañamiento para no desanimarnos ni buscarnos a nosotros mismos. La meta no es conocer, sino adorar y ofrecer. Solo entonces la luz que es Jesús, llena y cambia nuestra vida. Cada cristiano debe ser cono una estrella que conduzca a otros a Cristo.
Los magos se volvieron a su tierra por otro camino, de otra forma, con otra luz y forma de vivir. Encontrarse con el Señor exige de manera natural esta transformación. Si salimos de la eucaristía como hemos entrado, a veces peor, por nuestros prejuicios e intransigencias, prisas y distracciones…hemos perdido el viaje y no nos hemos encontrado con Cristo ¡qué luz vamos a testimoniar!
El cristiano, enamorado y fascinado por Cristo, debe volver a la vida ordinaria a llevar a Cristo Luz a sus hermanos que le necesitan.
Epifanía. Dios quiere ser conocido y amado por todos, para disipar sombras y tristezas, para que lleguemos y maduremos en la fe. ¿Ha empezado en nosotros?.
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