Domingo de ramos en la Pasión del Señor
domingo, marzo 28, 2010, 12:31 AM
DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR
Este domingo, con la celebración de la entrada de Jesús en Jerusalén, comenzamos la Semana Santa.
La primera parte de la celebración, con la bendición de Ramos y la procesión aclamando a Cristo, tiene un carácter muy festivo; esta entrada triunfal es signo de su triunfo definitivo, de la Pascua, del paso de las tinieblas a la luz, de la humillación a la gloria, del pecado a la gracia, de la muerte a la vida.
Pero el Señor entra revestido de humildad, sobre un borrico; la humildad expresa su vida, su estilo personal, su mesianismo. Le aclaman los niños y la gente sencilla.
La primera lectura del profeta Isaías, el tercer cántico del siervo del Señor nos presenta al Mesías pacífico y sufriente:”me ha abierto el oído…no me he revelado ni me he echado atrás…ofrecí la espalda…no oculté el rostro. El Señor me ayudaba..ni quedé confundido…ni avergonzado…”Fiel, valiente, humilde y coherente.
En la segunda lectura, Pablo a los filipenses les recordará que “se despojó…tomó la condición de esclavo y se rebajó hasta la muerte de cruz”
Este Mesías, este Siervo de Yahvé es el que vemos en la pasión según San Lucas, ante los grandes (Pilato , Herodes…) responde con firmeza o asume un silencio lleno de dignidad ( “ no hay que echar las perlas…”) no abrió la boca. Ante los pequeños se deja ayudar y responde con misericordia (las hijas de Jerusalén, Simón de Cirene, el buen ladrón…). Ante el Padre, tiene una total confianza;”Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc no comenta ningún grito desgarrador ni lleno de angustia). Así entra, así consuma su misión como una total entrega a la voluntad del Padre, sin regatear esfuerzos, perseverando hasta el final. No hay ningún ser humano que se sienta solo ni el más desgraciado: Cristo ha llegado más lejos en el sufrimiento y no abandona a nadie, y nos sigue diciendo “hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Acompañemos a Cristo en su entrada a Jerusalén y en su pasión,
-para valorar la grandeza de su redención,
- para considerar las consecuencias del mal,
- para ganar sensibilidad para apercibirnos de los sufrimientos de nuestros hermanos y poderlos ayudar, a la manera de Cristo,
-para que llenos de El nos situemos en el mundo con humildad y sencillez para podernos poner a la misma altura de todos; pero con coherencia y firmeza.
-para que ,como Cristo, recorramos nuestro propio camino con fidelidad y dignidad.
El Evangelio es Buena noticia para el ser humano y Cristo quien responde a todas las expectativas que hay en todo corazón.
Feliz, fiel y santa semana.