Blog del párroco
4º DOMINGO DE CUARESMA. Cilo A. (30-3-20149 
sábado, marzo 29, 2014, 12:28 AM - Comentarios a las Lecturas
CUARTO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo A. (30-3-2014)

1ª Lectura. Primer libro de Samuel 16,1b. 6-7. 10-13a. David es ungido rey de Israel.

Salmo 22. El Señor es mi pastor.

2ª Lectura. Efesios 5, 8-14. Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz.

Evangelio. Juan 9, 1-41. Fue, se lavó, y volvió con vista.

Jesús da la vista a un ciego de nacimiento, a un hombre que nunca había visto la luz.

Los discípulos, como la gente de su tiempo, pensaban que la enfermedad era un castigo de Dios por algún mal realizado por el ciego o por alguno de su familia. Tienen una idea muy pobre de Dios. El mal o la enfermedad no son castigos de Dios porque el hombre sea malo.

Dios es misericordioso y busca al hombre rechazado y excluido por cualquier motivo para restituirle toda su dignidad; por eso, a la pregunta de “¿Quién pecó…?”, les responde que la enfermedad, la pobreza, el mal… son una ocasión para que se manifieste la gloria de Dios.

Y, por propia iniciativa, realiza el milagro, con un ritual que nos recuerda la creación del hombre y la nueva creación por el bautismo: hace barro con su saliva, unta los ojos al ciego y lo envía a lavarse a la piscina de Siloé. Cristo es la luz, quien le conoce y sigue no camina en tinieblas. Y el ciego, comienza a ser un hombre nuevo. Sintiéndose libre, con realismo, y de manera progresiva, va abriéndose al conocimiento de Cristo Mesías, de Cristo Hijo del Hombre, y llega a la visión total de la fe, expresada en su confesión de Cristo y en la adoración: “se postró ante él”.

Contrasta la “ceguera” de sus padres, expresada en el miedo y en la cobardía, y la de los oponentes, quienes por soberbia no admiten el testimonio del que era ciego y a quien consideran menos que ellos: “¿empecatado naciste y vas a darnos lecciones a nosotros?”.
Es Jesús quien le da la vista, solo no la hubiera conseguido. Los que se creían ver, no ven, Y quien era ciego ve en profundidad y llegar a la fe.

Hay que sentirse ciego, pobre e ignorante para aceptar y reconocer las obras de Dios. Desde la prepotencia y el orgullo solamente se progresa en oscuridades y se acrecienta la distancia que nos separa del Señor.

En la primera lectura vemos cómo elige Dios al más pequeño de los hijos de Jesé para ungirlo futuro rey de Israel, y en la oración sacerdotal de la última cena, le da gracias al Padre, porque las cosas importantes del Reino las ha revelado a la gente sencilla.

Conocer a Cristo, creer, supone salir del mundo de la tiniebla. Nos dice el autor de Efesios: “caminad como hijos de la luz”, buscando todo lo que a Dios agrada: bondad, justicia, verdad.

El cristiano debe ver como Dios ve, y eso supone convertirse a la verdad que es Jesucristo. Caminar en la verdad y el bien, procurar que otros vean. Tarea difícil porque se altera la verdad de muchas maneras.

El cristiano debe sentirse iluminado desde su Bautismo y muy orgulloso de la doctrina tan sublime del evangelio. No sabríamos caso nada del sentido del mundo y de la vida.

El cristiano debe sentirse a llamado a disipar tinieblas, con la escucha personal, la acogida afectuosa, procurando que no existan los excluidos de ninguna clase.

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TERCER DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo A. 23-3- 2014) 
sábado, marzo 22, 2014, 09:11 AM - Comentarios a las Lecturas
TERCER DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo A (23-3-2014)

1ª Lectura. Éxodo 17, 3-7. Danos agua para beber.

Salmo 94. Escucharemos tu voz, Señor.

2ª Lectura. Romanos 5, 1-2. 5-8. El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado. Cristo, siendo nosotros pecadores, murió por nosotros.

Evangelio. Juan, 4, 5-42. Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.

Comenzamos la segunda parte de la Cuaresma, con los encuentros de Jesús con la Samaritana, el ciego de nacimiento y su amigo Lázaro en los que se irá revelando como salvador de los hombres.

Hoy es el domingo de la Samaritana. Jesús preparó con cuidado y cariño este encuentro junto al pozo de Jacob.
Jesús quiso pasar por Samaria, llegó cansado junto al pozo y se deshizo de sus discípulos para encontrarse con aquella mujer, de quien no sabemos ni el nombre y que iba a buscar agua. Encuentro arriesgado y escandaloso, porque se trataba de una mujer, de Samaria y de dudosa reputación; Jesús le adivina que ya había tenido cinco maridos y que el hombre con el que convivía tampoco era su marido. Jesús busca a todos.

Él era un judío, instruido, y se dirigió a ella para pedirle de beber.
El diálogo es precioso. Siempre inicia Jesús con el gesto humilde de quien necesita y pide un poco de agua, para suscitar la verdadera sed en aquella mujer. Y comienza el diálogo a dos niveles: “Como tú siendo judío me pides de beber a mí que soy samaritana…””Si conocieras el don de Dios…me pedirías tú a mí”. El Señor la mirará con cariño y respeto y ella descubrirá que es más que un caminante que tiene sed. Planteará la Samaritana el antiguo tema del lugar donde hay que dar culto, y el Señor, de lo exterior y formal, pasa al interior: “Hay que dar culto en espíritu y en verdad”. La mujer abandonará el cántaro, su antigua vida, y saldrá corriendo a anunciar a los suyos que ha conocido a un hombre, posiblemente el Mesías, que conoce su vida sedienta de amor y de sentido, y que le ofrece el agua que necesita para no tener nunca mas sed. Agua que la purificará y que la saciará.

Invitaron a Jesús los de aquel pueblo, y por el trato personal con Jesús, llegaron a decir: “ahora, ya no creemos por lo que nos has dicho, sino por lo que vemos y experimentamos”. La Samaritana se convierte en apóstol de Jesucristo.

La sed insaciable que produce en el hombre tanta inquietud y tanta búsqueda; la necesidad de beber en muchos pozos que producen infección, sequedad y vacío, las muchas “experiencias” del hombre de hoy; el no querer afrontar directamente los problemas y vivir distraídos de lo fundamental, entretenidos con lo vano y aparente; el no tener valor para abandonar situaciones vitales que son malas y nos destruyen; el utilizar la religión como una excusa o entretenimiento…El miedo a encontrarse cara a cara con Dios, y escuchar que nos puede pedir algún cambio en nosotros…es la situación de muchas personas hoy.

No hay que tener miedo a aceptar el vacío, la pobreza de la propia vida. Necesitamos acudir a Cristo. Los cristianos sabemos que el verdadero apostolado está en compartir lo que el Señor ha hecho en mí y en indicar dónde está la fuente de la verdadera vida.
No se llega a la fe por convencimiento intelectual sino por el encuentro con Alguien que nos mira con cariño, nos ama, y nos dice: “Te necesito, puedes, yo estoy contigo, no temas”. Nos sigue diciendo.
El día de nuestro bautismo fuimos surgidos en Cristo agua viva para vivir una existencia como la suya, y consagrados por su Espíritu. La vida nos hace perder la memoria de quienes somos, “ungidos”, “bautizados”. ¡Que lleguemos a la comprensión de la inteligencia del misterio de Cristo, agua viva, y vivamos de su plenitud!

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SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARIA. (19-3-2014) 
domingo, marzo 16, 2014, 11:11 PM - Comentarios a las Lecturas
SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA. 19-3-2014

1ª Lectura. 2º de Samuel 7, 4-5. 12-16. El Señor, Dios le dará el trono de David, su padre.

Salmo 88. Su linaje será perpetuo.

2ª Lectura. Romanos 4, 13.16-18.22. Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza.

Evangelio. Lucas 2, 41-51a. Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.

San José tuvo la responsabilidad y el privilegio de ser el padre adoptivo de Jesús y el esposo de la Virgen María. Es quien más cerca estuvo de ellos y quien compartió con ellos más momentos de intimidad. El estuvo presente en el nacimiento y en toda la infancia de Jesús como verdadero padre. En la vida pública de Jesús ya no se habla de él.

San Mateo le llama “Hijo de Jacob”. Probablemente nació en Belén, ciudad de David, y posteriormente se trasladaría a vivir a Nazaret. Según San Mateo y San Marcos, era carpintero.

A San José no se le escucha ni una sola palabra en el Evangelio. Es un hombre fiel y silencioso, discreto y activo, atento a la voluntad de Dios, generoso para adecuar totalmente su vida al plan que Dios le proponía. Su más elocuente palabra fue su vida. Y todo, con gran humildad. En él la oración se hace interioridad y servicio, servicio cargado de responsabilidad porque eran las vidas de María y Jesús las que tenía que custodiar.

Como María, también guardaría muchas cosas en su corazón, que le harían progresar en la fe y aumentar su confianza en el Señor.

Pío IX lo declaró patrón de la Iglesia el 8-12-1870 y ha habido muchos santos que le han tenido mucha devoción y la han propagado, Santa Teresa de Jesús, San Vicente Ferrer…Por indicación del Papa Francisco se ha incluido en las plegarias Eucarísticas 2,3 y 4 junto a la Virgen María.

Como dice la oración colecta de su misa, Dios “entregó los primeros misterios de la salvación de los hombres a la fiel custodia de San José”.

Es una persona olvidada de sí mismo y volcada al servicio de su Hijo y de su esposa, posponiendo siempre su persona y sus planes.

Trabajador humilde en su carpintería, nos enseña el valor redentor de todo lo pequeño y oculto, la fidelidad con que podemos vivir todo lo cotidiano. Su ejemplo es válido para todos, para esposos, padres, trabajadores, creyentes. Vivió una profunda comunión con Jesús y María. Enseñó muchas cosas a Jesús: conocimientos y experiencias humanas que le ayudaron a vivir y a crecer en la religión de sus padres, en el ambiente de su pueblo, en contacto con la naturaleza y con el trabajo, en su relación con las personas. Jesús, cuando predicaba mostraba un gran conocimiento de muchas cosas de la vida.

San José es un ejemplo radiante de santidad con su vida tan fecunda y tan llena de amor a Dios y a los suyos.

Los valencianos, por esas cosas de la historia, le dedicamos unas fiestas espectaculares. Mucho color, mucha música, monumentales monumentos que proyectan críticas sociales, comidas, trajes, pólvora, fiesta, flores, acogida…Todo arde y pasa pronto. Se muestra lo efímero de todo lo humano. Luego viene el trabajo callado, corresponsable, continuo, creativo…hasta las próximas fallas.

San José conoció lo realmente importante de la vida y a ello se consagró. Que nos enseñe a ser hijos, esposos, padres…y creyentes.

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SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo A. (16-3-2014) 
jueves, marzo 13, 2014, 10:48 AM - Comentarios a las Lecturas
SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo A. 16-3-2014.

1ª Lectura. Génesis 12, 1-4a. Vocación de Abrahán, padre del pueblo de Dios.

Salmo 32. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos de ti.

2ª Lectura. 2ª de San Pablo a Timoteo 1, 8b-10. Dios nos llama y nos ilumina.

Evangelio. Mateo 17, 1-9. Su rostro resplandeció como el sol.

Hoy acompañamos a Jesús al Tabor. Al contemplarle trasfigurado encontramos la fortaleza necesaria para seguir cada uno su camino y su misión.

Cristo quiso que los apóstoles, y nosotros, nos preparáramos para afrontar la dureza del final, de la pasión y muerte. Es, como adelantar el final, la resurrección. En la montaña le vemos en su gloria, con su rostro y vestidos resplandecientes, con Moisés y Elías, respaldado por la palabra del Padre: “Este es mi Hijo muy amado”… En el monte calvario le contemplaremos desfigurado, desnudo, entre dos malhechores, abandonado ante el gran silencio de Dios…El rostro más doloroso de la humanidad.

La lección es que no se llega a la gloria sin pasar por la cruz, que la misión y la caridad, como dice el papa Francisco, “duele”. Y el cristiano no puede quedarse en palabras ni teorías, y que tiene que bajar a las obras, al llano de la vida para seguir realizando su tarea.

No podemos olvidar quien es Cristo, el Hijo de Dios. Su final pasó por la cruz, por obediencia al Padre, para entrar en su gloria. La misión del cristiano tiene que ser como la del Hijo del Hombre, que no tenía donde reclinar la cabeza y que venía a salvar todo lo que estaba perdido. La pobreza, la dedicación, la entrega comprometida con el necesitado, exige renuncia a muchas cosas de sí mismo y sacrificio y sufrimiento en la dedicación a los demás.

La humanidad presenta un rostro desfigurado. Cristo viene a todos ellos. Los pobres y necesitados son la misión del cristiano. Cristo les ama través de nosotros. Cuando la Iglesia no es evangélica dificulta la misión del Señor.

En la primera lectura contemplamos a Abrahán, nuestro padre en la fe, quien apoyado en la Palabra, en la Promesa de Dios, deja su tierra y se pone en camino. Sacrificará el mundo de sus seguridades para vivir solo de la promesa de Dios. Dejar y vivir a la intemperie confiando en Dios, en camino hacia “el hermano solo y desamparado”. Eso es vivir como creyente.

La vida y la fe es un camino que se hace muy largo cuando está lleno de sufrimientos. Muchas veces hay que parar, recuperar fuerzas y retomar la meta. En el Tabor encontramos fuerzas, la realidad del misterio de Cristo, para seguir superando desánimos, cansancios, sacrificios. Y para ser conscientes de la meta. La oración, la Palabra de Dios, la comunidad, el ejemplo de los demás, la alegría del bien que podemos hacer. Los pobres, servirlos, siempre nos evangeliza.

La Cuaresma nos conduce al encuentro de Cristo crucificado y resucitado, para que nos vaya trasfigurando y haciendo semejantes a Él, despegándonos de tantas capas de dureza, indiferencia religiosa y humana y formas de pecado que nos va cambiando el corazón por el contacto con el mundo.

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DOMINGO 1º DE CUARESMA. Ciclo A. (9-3-2014). Día del Seminario 
sábado, marzo 8, 2014, 10:23 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 1º DE CUARESMA. Ciclo A. (9-3-2014).Día del Seminario

1ª Lectura. Génesis 2, 7-9; 3, 1-7. Creación y pecado de nuestros primeros padres.

Salmo 50. Misericordia, Señor, hemos pecado.

2ª Lectura. Romanos 5, 12-19. Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.

Evangelio. Mateo 4, 1-11. Jesús ayuna durante cuarenta días y es tentado.

El miércoles de ceniza comenzamos la Cuaresma, el camino de cuarenta días que nos conduce al encuentro con Cristo resucitado. Este primer domingo, la oración colecta de la misa, nos señala el programa: “Concédenos, Señor, avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y vivirlo en su plenitud”. Vivir en plenitud el misterio de Cristo. Conocer a Cristo y vivir como Él.

El presente ciclo A de las lecturas tiene un claro carácter bautismal. Son las catequesis ofrecidas en el comienzo de la vida de la Iglesia a los candidatos al bautismo; que posteriormente se extendió como un catecumenado de actualización a toda la Iglesia: Tentaciones de Cristo, la Trasfiguración del Señor que nos revela su identidad, Jesús agua viva, Jesús luz del mundo, Jesús Resurrección y vida, para llegar a los días santos en los que nos manifiesta su amor hasta el extremo y su victoria sobre la muerte, esperanza y salvación nuestra. Este es el camino cuaresmal.
Hoy Jesús es conducido por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. En la oración y en el desierto, el demonio no pudo con él. Jesús nos enseña que se puede vencer a las tentaciones y al tentador, con la gracia de Dios y el esfuerzo personal. Sus tentaciones son las de siempre y las de todos: la ambición de la codicia, la vanidad y el orgullo, el deseo de someter, utilizar y sojuzgar a los demás.

Jesús nos enseña que en su Palabra encontramos luz y que su gracia es una fuerza real que nos ayuda; que la sencillez y el servicio nos hace más veraces y auténticos que cualquier forma de exhibicionismo, que seguir la voluntad de Dios nos lleva a la plenitud y a la vida, superando falsas fascinaciones que nos proponen la felicidad para un momento pasajero.

La presencia del mal en el mundo no es cosa de Dios. La inclinación al mal es algo que está presente en nuestro ser. En la primera lectura contemplamos a Adán y a Eva, no en el desierto, sino un una situación en la que lo tienen todo, pero se dejaron seducir por el orgullo de la desobediencia. Ellos lo habían recibido todo por amor, pero…desconfiaron de la palabra de Dios, desobedecieron y aspiraron a otra forma de vida, al margen de Dios, en la que vivieron otras pasiones exclavizante. Solamente Dios nos libera de la opresión de todos los demás ídolos.

Hay muchas tentaciones: unas claramente descubiertas, otras más sutiles. Siempre son persuasivas y engañosas. En cada etapa de la vida se presentan unas con más fuerza, sin descansar las otras. Nos defiende haber descubierto el atractivo liberador de Cristo. El no quererlas afrontar solos. El ser humildes y temerosos, entonces Dios nos ayuda. También necesitamos evitar acercarnos a situaciones de pecar, sin ningún pretexto. El sacramento de la penitencia es el gran medio para que la fuerza de la gracia de Dios nos sostenga. El no querer perder por nada la gracia de Dios.

Hay que ejercitar la virtud de la vigilancia y hay que ser enérgicos en huir de las situaciones que nos induzcan a pecado. Hay formas y costumbres sociales bien vistas, aparentemente normales, que nos conducen a actuar como Dios no espera de nosotros porque debilitan nuestra voluntad y nos hacen actuar como no somos por falsos respetos humanos. Hay que dar testimonio de lo que Cristo hace en nosotros en toda circunstancia.

Pablo en la segunda lectura, nos ayuda a entrar en una fecunda reflexión bíblica: por Adán entró la muerte, por Cristo la vida; con el hombre viejo, el pecado; con Cristo, hombre nuevo, la gracia, una gracia que desborda y supera en todo. al pecado del hombre. Por eso necesitamos profundizar en la inteligencia del misterio de Cristo. Y, si pecamos, entregarnos en los brazos de Dios confiando en su misericordia.

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