jueves, abril 23, 2015, 10:34 AM - Comentarios a las Lecturas
CUARTO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo B. 26-4-20 Domingo del Buen Pastor.Pastor que con tus silbos amorosos, me despertaste del profundo sueño, tú que hiciste cayado de este leño, en que tiendes los brazos poderosos,
Vuelve los ojos a mi fe piadosos, pues te confieso por mi amor y dueño, y la palabra de seguirte empeño, tus dulces silbos y tus pies hermosos.
Oye, Pastor, pues por amores mueres, no te espante el rigor de mis pecados, pues tan amigo de rendidos eres.
Espera, pues, y escucha mis cuidados, pero ¿cómo te digo que te esperes, si estás para esperar los pies clavados?
Félix Lope de Vega.
1ª Lectura. Hechos de los Apóstoles 4, 8-12. Jesús es la piedra angular. Ningún otro puede salvar.
Salmo 117. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
2ª Lectura. 1ª de Juan 3, 1-2. Ahora somos hijos de Dios y aun no se ha manifestado lo que seremos.
Evangelio. Juan 10, 11-18. Yo soy el buen pastor.
Todos los años, el cuarto domingo de pascua celebramos a Cristo Buen Pastor, pastor hermoso, pastor lleno de bondad y misericordia.
Es pastor bueno porque llega a dar la vida, nunca abandona a las ovejas para salvarse él. Es pastor que tiene una relación de gran intimidad y de conocimiento, con cada una de las ovejas; no permitirá nunca que se las arrebaten hasta llegar a entregar la propia vida por ellas.
Nuestro San Juan de la Cruz lo contempla como pastor enamorado, que abraza en la cruz a la esposa, a la Iglesia, a cada uno de nosotros, y no permite que nadie nos arrebate de su corazón.
Un pastorcico solo está apenado, ajeno de placer y de contento, en su pastora puesto el pensamiento, y el pecho del amor muy lastimado…
Y al cabo de un gran rato se ha encumbrado sobre un árbol do abrió sus brazos bellos
y muerto se ha quedado asido dellos, el pecho del amor muy lastimado.
La ternura del amor del pastor. Presencia en el corazón del pastor-Cristo, de la amada-la Iglesia-cada uno de nosotros. Árbol de la vida, Cristo fruto de amor. Cruz. Hermoso poema en el que Cristo da su vida por un amor salvador.
Además, el pastor, tiene añoranza de unidad y comunión: “tengo otras ovejas, que no son de este rebaño y que las tengo que traer…”Reunir a los hijos dispersos, “que todos sean uno…” La misión de Jesús es atraer y reunir. Un pastor con un corazón muy grande en el que cabemos todos.
No es fácil conseguir la unidad, ni dentro ni fuera de la Iglesia, ni en las familias ni en las distintas instituciones sociales. El Señor nos llama a procurarla, a construirla. El que trabaja por la unidad siempre tiene que perder de sí mismo, pero esta es la misión que nos encarga Cristo, entre las confesiones cristianas, “que sean uno para que el mundo crea” y en todos los estamentos sociales.
Unidad en torno a Cristo, “no hay bajo el cielo ningún otro nombre que pueda salvarnos”. Para el Señor la unidad no es acuerdo o consenso, brota del amor entregado. La unidad solo es posible si hay verdadera comunión de amor, y Cristo la realiza, con el Padre y entre nosotros, con la entrega de su vida.
Cristo Pastor, piedra angular sobre la que se construye el edificio que es la Iglesia, elevado en la Cruz atrayendo las miradas y los corazones, único nombre que pueda salvarnos.
Seamos por la comunión en el amor, testigos del Resucitado.
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