Blog del párroco
Ntra. Sra. de los Desamparados.Patrona de la ciudad y de la Comunidad Valenciana. Sábado anterior al segundo domingo de mayo 
sábado, mayo 8, 2010, 08:44 PM - Comentarios a las Lecturas
NTRA. SRA DE LOS DESAMPARADOS
Patrona principal de la ciudad y de toda la Comunidad valenciana
Sábado anterior al segundo domingo de mayo

1ª Lectura: Apocalipsis 21, 1-5ª.Vi la nueva Jerusalén arreglada como una novia que se adorna para su esposo.
Salmo: Judit 13, 18-19. Tu eres el orgullo de nuestro pueblo
2ª Lectura: Romanos 12, 9-13. Que vuestra caridad no sea una farsa, aborreced lo malo y apegaos a lo bueno
Evangelio: Juan 19, 25-27. Ahí tienes a tu hijo…ahí tienes a tu madre

“Alégrense todos los que en ti confían, Virgen María y en ti se regocijen los que aman tu nombre”
Con estas palabras del salmo 5, 12 comienza la liturgia de la solemnidad de la Virgen Madre de los Desamparados, título entrañable, con el que los valencianos llamamos a la Mare de Deu.

Todas las celebraciones de la fiesta de la Virgen de los Desamparados son una eclosión de amor, gratitud, devoción a la Virgen: Ella es el orgullo de nuestro pueblo.
La imagen de la Virgen “arreglada como una novia que se adorna para el esposo”, su camarín, la basílica, todo es expresión del cariño de un pueblo.
Al mismo tiempo, tanta hermosura, es icono del cielo nuevo y de la tierra nueva , presencia cercana de la morada de Dios entre nosotros.

En la fiesta de la Virgen celebramos a la Madre.
En la gran hora de Cristo, antes de entregar su espíritu y pasar de este mundo al Padre, como último regalo, nos la dio como Madre.
A María le pidió que iniciara una nueva maternidad perpetua y universal: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”.
A nosotros nos dijo que para llegar a él, teníamos que sentirnos hijos de su Madre:”Hijo, ahí tienes a tu Madre”. Desde aquella hora, para ser cristianos necesitamos vivir y formarnos en el hogar y en la escuela de María.

Ella es la Mujer fuerte que pisa la cabeza de la serpiente en el libro del Génesis y que está de pie junto a la cruz de su hijo.
Ella es la Madre entregada que defiende al Hijo de ser devorado en el Apocalipsis, que cuida y protege a Jesús desde su nacimiento y que lo continúa haciendo con nosotros desde el cielo.
Ella es la discípula, que, como dice el prefacio de la misa de hoy, se nos propone como “modelo de fidelidad a la palabra y se nos ofrece como amparo en nuestro desvalimiento y estímulo constante para nuestra caridad”.
¡Qué gran Madre y qué gran Maestra! Junto a ella aprendemos a luchar con energía contra el mal y a tener compasión y misericordia con todas las personas; a estar junto al débil, al que sufre, al más pequeño; a afrontar con fortaleza y perseverancia las dificultades; a escuchar y a responder a lo que Dios nos pide para crecer en la fe; a acrecentar nuestro amor a Jesucristo, a la Iglesia, a los hermanos. Ella es estímulo constante para nuestra caridad.

San Pablo en la segunda lectura nos exhorta a que nuestra caridad sea verdad, no promesas ni voluntarismos fáciles; que con energía, aborrezcamos lo malo y nos apeguemos a lo bueno; que en nuestro trato, seamos cariñosos unos con otros, tendiendo al heroísmo de “estimar a los demás mas que a uno mismo”; que cuidemos las virtudes mas pequeñas y en nuestra actividad seamos serviciales, ordenados, atentos, justos; a que seamos acogedores.

¡Que hermosa es la vida cristiana y cuánto nos puede hacer crecer parecernos a la Madre!

Nosotros necesitamos de su amparo y ella requiere de nuestra caridad y solicitud personal para, con nosotros, seguir llegando, a muchos hijos suyos y hermanos nuestros.

Que ella nos siga amparando, y sobre todo, nos siga dando a Jesucristo, fruto bendito de su vientre.

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QUINTO DOMINGO DE PASCUA 
domingo, mayo 2, 2010, 07:56 AM - Comentarios a las Lecturas
QUINTO DOMINGO DE PASCUA (2 de mayo)
“Amaos como yo os he amado” Jn 13,31-35
En la Pascua, el gran acontecimiento que celebramos y proclamamos es la resurrección del Señor. El vive, y nosotros, por nuestra incorporación a él por el bautismo, estamos llamados a resucitar con él y a llevar su misma vida.
Desde aquí escuchamos, anunciamos y vivimos el mandamiento nuevo “amaos…como yo os he amado”.
Si Cristo ha entregado toda su vida por amor, pasar de la muerte a la vida como él, es amar a los hermanos.
El que ama comparte la vida nueva del Señor Resucitado.

1ª Lectura Hechos 14, 21-27: Reunieron a la comunidad y contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos.

En los viajes, San Pablo trabajaba por crear nuevas comunidades para extender el evangelio; así, además de trabajar por la expansión progresiva de la Palabra de Dios, va cumpliendo el mandato del Señor de llevar el evangelio hasta los últimos confines de la tierra.
Para él, donde hay una comunidad de cristianos, está Cristo, y él ya va trasformando la sociedad.
Concluido el primer viaje se evalúa la misión de Pablo y Bernabé:”hay que animar a los discípulos, exhortarles a perseverar en la fe”. A Pedro se le pide –y esto es misión de todo cristiano- dar firmeza a sus hermanos. Por esto es muy importante que las comunidades estén organizadas y designen a sus presbíteros, aunque el verdadero guía de la comunidad es el Señor.
Evangelizar, crear comunidades que sean signo de la presencia del Señor resucitado con su acogida y caridad, animar al testimonio…fermento de amor. Esta es la misión de la Iglesia.

2ª Lectura: Apocalipsis 21,1-5ª. Dios enjugará las lágrimas de sus ojos

El libro del Apocalipsis condena a Babilonia (la prostituta), signo de todo el poder que se opone a Dios y eleva el triunfo de la Iglesia, Esposa de Cristo. Después del sufrimiento, de las pruebas, vendrá el “cielo nuevo y la tierra nueva, obra del que está sentado en el trono y… y que todo lo hace nuevo”.
El Apocalipsis siempre nos recuerda la victoria final para que no desfallezcamos en las dificultades. Perseverar, confiando en la ayuda y en la victoria del Señor.

Evangelio: Juan 13,31-33a.34-35: Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros.

En la primera parte del evangelio, Juan puso su acento en la “luz y la verdad” que es Jesucristo. En esta segunda, lo pone en “el amor y en amar”. Para entender el mandamiento del amor hay que contemplarlo en la dinámica de amor que tiene su fuente en la entrega de Jesús, por amor y hasta el extremo: entendemos la vida como una entrega por amor, porque así es la vida para Jesucristo.
“Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él”.Jesús se llama a sí mismo “Hijo del Hombre”.
Para el profeta Daniel era un personaje misterioso que recibía de Dios poder y gloria. Los cristianos siempre lo asociaron a Cristo, que vendría con autoridad y como juez al final de los tiempos. Pero Jesús demostró que era un Hijo del Hombre diferente: llegaría a la gloria, a través del sufrimiento.
“Glorificar” viene de “gloria” que nos indica la manifestación visible y poderosa de Dios en la historia. Nuestro Dios, su gloria, de Belén a la Cruz, la manifiesta en la humildad, en la entrega que supone sufrimiento, en total donación de sí mismo, en la cruz y en la resurrección. Siempre nos sorprende Dios, cuando la confundimos con el éxito o cualquier otro triunfo de tipo humano.
La gloria del Padre va unida a la gloria del Hijo; por eso llega a esta convicción: si Cristo se manifiesta en una vida entregada por amor es porque Dios es amor.
El Padre y Jesucristo muestran la verdadera identidad de Dios, su Ser-Amor. Ante la inminencia de su muerte nos da un mandamiento nuevo: no amar con un amor cualquiera, sino con un amor capaz de llegar a dar la vida. Este amor es la señal que identifica a los discípulos del Señor, a cada comunidad y a la Iglesia. Solo así mostramos el rostro de Dios que es amor.

Muchas veces el mundo no rechaza a Jesucristo, sino un rostro que manifestamos que no es realmente el suyo.
La Iglesia y los cristianos no somos creíbles cuando caemos en las trampas de los que viven desde si propio interés y codicia y buscan poder en este mundo: ser institución de poder, cuidar la apariencia, negociar…y no servir desde la verdad y el amor; contentarse con ritos tranquilizadores que no cambian el corazón como si fuéramos nosotros los salvadores y pudiéramos vender la salvación; justificar la pobreza e inhibirse mirando a otro lado, creyendo que lo que no se ve no existe; mirar a la gente como números y no como personas, pensando que cuando no se conoce el nombre y el rostro del que sufre el dolor no es real; utilizar distinto discurso o distinta medida según tratemos con unos u otros justificándolo como si fuera prudencia o sabiduría; distinguiendo a unos de otros, con honores y reconocimientos como cualquier institución humana, favoreciendo competencias y rivalidades.

“Por el amor que os tengáis reconocerán todos que sois discípulos míos”
“Amaos como yo os he amado”
“No hay amor mas grande que el que da la vida por sus amigos”
“Si yo, vuestro Maestro y Señor os he lavado los pies, lavaos también los pies unos a otros”

“Hermanos, perseguid el amor, el dulce y saludable vínculo de las mentes sin el que el rico es pobre y con el que el pobre es rico.
El amor da resistencia en las adversidades y moderación en la prosperidad.
Es fuerte en las pruebas duras, alegre en las buenas obras, confiado en la tentación, generoso en la hospitalidad, alegre entre los verdaderos hermanos, pacientísimo entre los falsos”
San Agustín.



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TERCER DOMINGO DE PASCUA 
domingo, abril 18, 2010, 12:47 AM - Comentarios a las Lecturas
TERCER DOMINGO DE PASCUA

Las lecturas nos siguen centrando en el misterio pascual que celebramos.

Hechos 5, 27-32.40-41: Dios ha resucitado a Jesús
Los apóstoles son acusados de enseñar en nombre de Jesús. Ellos responden que “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”, que equivale a creer. El Sanedrín les prohibirá hablar de Jesús, pero ellos lo seguirán haciendo con la fuerza del espíritu Santo y estarán contentos de sufrir en nombre el Señor y por los trabajos del evangelio.

Salmo 29: Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

Apocalipsis 5,11-14: Al que está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y poder por los siglos. Es el triunfo del Resucitado, quien tiene la plenitud de gloria que recibe de Dios.

Juan 21, 1-14: El discípulo a quien Jesús tanto quería dice a Pedro: es el Señor.
En el Evangelio vemos a Jesús Resucitado que acompaña y anima la misión de los discípulos. Galilea es el lugar donde se manifiesta el Señor y que nos indica que le encontramos en las tareas cotidianas (en la pesca).
Trabajan bajo la orden de Pedro, pero es de noche y vuelven de vacío. Solo cuando siguen las indicaciones del Señor tienen pesca abundante. Trabajar en nombre de Jesucristo hace eficaz el trabajo evangelizador.
El discípulo amado es quien tiene el privilegio de conocer al Señor.
Jesús, no solo da fecundidad al trabajo de los discípulos sino que los prepara y convoca para la comida eucarística; él es el único pan que se parte y reparte, y aunque no necesite la pesca de sus discípulos (ya están los peces sobre las brasas) pide la colaboración humana. “traed de los peces que habéis pescado”.
Simón Pedro, en nombre de todos, saca la red rebosante y lleva al Señor el trabajo de los siete. Estamos ante una Iglesia en la que caben todos y nadie se pierde (la red no se rompe).
Pedro ocupa un lugar muy significativo: convoca a los discípulos y lleva ante el Señor la red repleta. Antes de reconocer al Señor estaba desnudo (signo de su debilidad y pobreza); cuando le conoce se ciñe un vestido (signo de su disposición para el servicio) y se lanza al agua (gesto que significa entrega de vida).
A Pedro el Señor le pedirá un amor mas grande, “¿me amas mas que estos?”. Compartir con Cristo el oficio de pastor exige compartir también su muerte.

Cristo resucitado se hace presente en medio de la vida (están pescando) y cuando nos invita a celebrar los sacramentos (“vamos, almorzad”), nos cambia la vida (estaban de vacío y provoca una gran pesca) y nos abre los ojos de la fe para que reconozcamos que es el Señor.

Solo desde la fe podemos reconocer a Cristo resucitado, fortalecer los vínculos con él y encontrar fuerzas para lanzarnos al mar del servicio y de la evangelización. Esto siempre es duro, porque nos encontramos con una sociedad marcada por la increencia, el egoísmo, la violencia.
Pero es el Señor quien nos prepara la mesa y quien valora lo que nosotros ponemos de nuestra vida y trabajo para que la pesca no deje de ser abundante.

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2º Domingo de Pascua. De la Divina Misericordia 
jueves, abril 8, 2010, 01:39 AM - Comentarios a las Lecturas
2ª DOMINGO DE PASCUA ( DE LA DIVINA MISERICORDIA)

Textos de la misa
1ª Lectura: Hechos 5,12-16: Los apóstoles realizaban muchos signos y prodigios
Según la lectura son tres las características de la Iglesia primitiva:
-los milagros que realizaban los apóstoles, signos de la nueva vida y de los nuevos tiempos inaugurados con la resurrección de Jesucristo.
-la unión fraterna, el vivir de común acuerdo (caminar juntos, los mismos sentimientos), el vivir la Iglesia como “comunión”.
-el atractivo de la vida de los cristianos, acrecentaba el fervor del pueblo que iba incorporándose a la Iglesia. (los cristianos tenían “tirón”)

Salmo 117: Dad gracias al Señor porque es bueno.

2ª Lectura: Apocalipsis 1,9-11.12-13.17.19: No temas, yo soy el que vive.
Es una visión en tiempos de dificultades y persecuciones; se presenta el Señor Resucitado y en el día del Señor (tan importante para que la comunidad no pierda su propia identidad en tiempos de dispersión y de pruebas).
Jesús aparece como Rey, Sacerdote y Dios Omnipotente. Y trae un mensaje para la Iglesia. “el tiene las llaves de la Historia y de la Muerte” y esto es consuelo y garantía para los cristianos en la persecución y en la dificultad.

Evangelio: Juan20, 19-31: Dichosos los que creen sin haber visto
Aparecen dos temas colocados en cuatro escenas: ver-creer y los discípulos de Jesús.
Jesús está presente en la comunidad el primer día de la semana y a la semana siguiente (refuerza el valor de nuestro domingo, que nos reunimos en torno a Cristo Resucitado). Se presenta dando la paz, sus rasgos de identidad son los signos de la pasión, les da su Espíritu (pentecostés narrado por Juan) y los discípulos “se llenaron de alegría al ver al Señor”
El encuentro con el Señor destierra el miedo, “dichosos los que creen sin haber visto” y reciben la paz y la fe, para ser sus testigos.
La fe nos convierte en personas nuevas; de ser un grupo cerrado y temeroso se convierte por el Espíritu en una comunidad misionera, con la autoridad de Cristo Resucitado (la conversión real que experimentamos es un signo claro de la presencia eficaz del Espíritu en nosotros; si no se da…no pasamos de voluntarismos)

Nosotros, en quien se cumple el “creer sin haber visto”, nos reunimos cada ocho días en torno al Señor. Procedemos de distintas situaciones personales, familiares, laborales…con dificultades muy concretas. Compartimos con muchos hermanos de nuestro tiempo las tinieblas de este mundo y se establece en cada corazón. Le pedimos que el Espíritu se apodere de nosotros, nos haga dóciles y humildes (“Señor mío y Dios mío”) y desvanezca nuestros temores. Así, el día del Señor, cada domingo, nos ayudará a vivir con sentido.



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Quinto Domingo de Cuaresma 
domingo, marzo 21, 2010, 02:43 PM - Comentarios a las Lecturas
QUINTO DOMINGO DE CUARESMA

La cuaresma siempre es tiempo de conversión.
El domingo pasado la liturgia nos invitaba a la reconciliación; hoy, a mirar hacia adelante.

La primera lectura de Isaías nos presenta al Señor que “abre caminos en el mar y sendas en las aguas impetuosas…”, que nos invita a “mirad que realizo algo nuevo, ya está brotando, ¿no lo notáis?”
“Abrir caminos…en el desierto…ríos en el yermo…para apagar la sed de mi pueblo…”. Por eso “el Señor ha estado grande con nosotros…”

Pablo en la segunda lectura “todo lo considera pérdida comparado con…el conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor”. “quiero ganar a Cristo y existir en El…muriendo su misma muerte para llegar un día a la resurrección hacia la meta para ganar el premio.
El conocimiento del que habla Pablo es un conocimiento profundo, “existir en El”. Este es el objeto de nuestra vida, conocerle a él, la comunión con sus padecimientos, la fuerza de su resurrección, para, dejándose amar, aprender de verdad qué es el amor; todo lo demás es relativo.

El pasado ya no es un peso que nos impida avanzar. Tampoco debe crear en nosotros fijaciones que nos distraigan y entretengan, “no recordéis lo de antaño”. Si te sientes perdonado, tienes que mirar hacia adelante.

En el Evangelio vemos a Jesús junto a la mujer sorprendida en adulterio. La pregunta es insidiosa, porque va contra Jesús. La respuesta de Jesús es de una gran sabiduría, para que todos tomemos conciencia de nuestra realidad. La mujer no pide el perdón, es consciente de su condena.

Que triste ver cómo se acusa para destruir; se puede no matar físicamente, pero el dedo acusador es lo bastante contundente para que la persona acusada sea humillada y marginada de la vida común.
Jesús no la condena. La libera de los acusadores y de la muerte, y la perdona porque, colocándose a su misma altura, la ama.
Todos tenemos acceso al perón por el amor generoso y gratuito de Dios, y a una vida nueva, mientras hay vida. “No peques mas”.

Abrir caminos…apagad la sed…el Señor está grande con nosotros.


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