viernes, mayo 31, 2013, 11:08 PM - Comentarios a las Lecturas
CORPUS CHRISTI (2-06-2013)1ª Lectura. Génesis 14, 18-20. Melquisedec ofreció pan y vino.
Salmo 109. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
2ª Lectura. Primera a Corintios 11, 23-26. Cada vez que coméis de este pan y bebéis de la copa, proclamáis la muerte del Señor.
Evangelio. Lucas 9, 11b-17. Comieron todos y se saciaron.
La Eucaristía es “el sacramento admirable” en el que el Señor nos dejó el memorial de su pasión, su Cuerpo y su Sangre, para que tengamos vida, su vida. La Iglesia tiene a Cristo, quien quiso quedarse eterna y permanentemente, en el sacramento del pan y del vino.
En Cristo Eucaristía encontramos consuelo, escucha, compañía. Podemos descansar en el Señor, en el sagrario, en la celebración de la Santa Misa. Dios está aquí.
Pero la Eucaristía es llamada a vivir en comunión. San Pablo nos dice que sin estar en comunión no podemos celebrar la Cena del Señor.
La comunión es una actitud interior que nos sitúa ante todos los hombres con respeto, con interés, con amor. La comunión no es la afinidad, ni la simpatía ni la amistad…que se tiene con personas cercanas. La tiene el Padre, cuando crea el mundo como hogar de todos los hombres; la tiene Cristo, cuando da su vida por todos, pecadores y justos. Y nos deja el sacramento de la comunión, para que, teniendo este signo de su presencia, que nos recuerda su vida entregada, también nosotros, con El, sirvamos a la comunión con creyentes y no creyentes. Todo ser humano es hijo de Dios y hermano nuestro.
La Eucaristía es urgencia de solidaridad, de caridad eficaz: “dadles vosotros de comer”, nos dice el Señor. La Eucaristía nos urge a mirar en primer lugar, a los pobres de cualquier pobreza, implicándonos en su necesidad. Las consecuencias de un mundo tan materializado siempre son peligrosas y malas: la pobreza y la miseria de muchas personas sin familia, sin trabajo, sin techo, sin futuro y sin esperanza… la codicia, la injusticia, el egoísmo desmedido, la insolidaridad.
El lema de Caritas, en esta Jornada Nacional de Caridad, nos invita a vivir austeramente para compartir y sentirnos próximos de los que tienen menos: “Vive sencillamente para que también otros puedan sencillamente vivir”; derrochar nos hace irresponsables, caprichosos e injustos.
La crisis actual, económica y cultural, que hace que muchas personas no encuentren ni el primer trabajo, o lo pierdan, o trabajen en condiciones precarias…hace que los cristianos vivamos especialmente cerca de los que peor lo pasan. Cristo presente en el pan, tan humilde y pobre, se puede repartir, se deja comer… para que nosotros, quienes comulgamos con él, vivamos con sencillez, entre los pobres, como pobres, para que los bienes lleguen a todos y sea posible una vida digna.
El día de Corpus tiene una importancia especial la procesión. Acompañamos a Cristo Eucaristía por las calles de nuestras ciudades y pueblos, en custodias preciosas, sobre alfombras de murta, bajo lluvias de pétalos de rosas. Le seguimos, lo mostramos, lo adoramos: “Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión”. Dios está entregando su viva para cambiarnos a nosotros y que sea posible la vida para todos. Van unidos la fe, el amor y el compromiso con los pobres.” Ubi caritas et amor Deus ibi est”. La Eucaristía nos hace humildes, agradecidos, amables, comprometidos. La procesión de Corpus es una parábola de Cristo y la comunidad con él, que caminan al encuentro del necesitado.
La Eucaristía de cada domingo es el momento en el que los hermanos en la fe, transformados por el espíritu, e convierten en comunidad de hermanos que viven del amor de Dios se dejan transformar y vuelven al mundo a servirlo y mejorarlo desde el amor recibido
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