viernes, mayo 17, 2013, 10:26 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO DE PENTECOSTÉS. Misa del día. Ciclo C (19-05-2013)1ª Lectura. Hechos de los Apóstoles 2, 1-11. Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar.
Salmo 103. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
2ª Lectura. Primera carta a Corintios 12, 3b-7. 12-13. Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo.
Secuencia.
Evangelio. Juan 20 19-23. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo.
Cincuenta días después de la resurrección del Señor, celebramos el final de la Pascua con la venida del Espíritu Santo. El Espíritu que está presente en la creación, que “habló por los profetas”, que vino sobre la Virgen en la Encarnación, que “se posó” en Jesús en su bautismo y le acompañó en su misión…es dado a la Iglesia el día de Pentecostés.
La primera lectura nos habla de aquel día. Estaban los discípulos reunidos en oración, con las puertas cerradas por miedo a los judíos…y tuvieron aquella experiencia que les resulta difícil describir: un ruido como un viento recio…lenguas como llamaradas…Lo que estuvo muy claro fue su trasformación personal: perdieron el miedo y comenzaron a hablar con tal entusiasmo de las maravillas que el Señor había realizado, también en ellos, que todos les comprendían, cada uno en su propia lengua. El Espíritu les había transformado.
En la segunda lectura San Pablo nos dice que hemos sido bautizados en el Espíritu Santo y que viene a crear comunión, a que formemos un solo cuerpo. Y nos regala cualidades, carismas, para que en la comunidad podamos servir a los demás. El Espíritu “se manifiesta para el bien común”.
Juan en el evangelio, al contarnos la primera aparición del Señor, nos dice que, fruto de la resurrección es el Espíritu, que nos trae paz, perdón y capacidad de perdonar, amor y capacidad de amar.
Un cuerpo sin espíritu no tiene vida. El Espíritu Santo es la vida, el alma de la Iglesia. La Iglesia no es una sociedad de hombres, es una comunidad de hermanos, el Cuerpo de Cristo. Nosotros lo hemos recibido en el Bautismo, en la Confirmación, en todos los sacramentos. Somos hijos de Dios, templos del Espíritu.
Si tenemos el Espíritu de Jesús, tenemos que ser como Jesús. Se tiene que notar, tenemos que trasparentar a Jesús.
El Espíritu viene a re-crearnos. Tenemos que pedir en la oración que no ofrezcamos resistencia al Espíritu Santo para que todos sus frutos los demos también nosotros. En las lecturas hemos escuchado lo que el Espíritu realizó en los primeros cristianos.”¿No son galileos…”? Parecían otras personas; el Espíritu hace vivir con otro amor, con otra fuerza, con otra alegría. Para ser testigos del Resucitado hemos de trasmitir la realidad nueva que El ha realizado en nosotros.
El Espíritu nos hace capaces de dirigirnos al Padre en la oración y es quien nos mueve en la entrega apostólica. Nos da otra sabiduría, otro respeto a lo humano y a lo sagrado, otra capacidad de comprender el corazón del hermano, otra fortaleza para vivir contra corriente y resistir al mal. El Espíritu guía y cuida a la Iglesia por encima de los hombres de Iglesia.
Hoy es el día de la Acción Católica y del Apostolado seglar. El Espíritu nos urge a ser sembradores del Evangelio, testigos de Cristo en todos los ambientes, sal y luz de la tierra.
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