sábado, julio 17, 2010, 03:45 PM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 16 º del Tiempo Ordinario (18 de julio)1ª Lectura: Génesis 18, 1-10: Señor, no pases de largo junto a tu siervo
Salmo 14:. Señor, ¿Quién puede hospedarse en tu tienda?
Colosenses 1, 24-28. Nosotros anunciamos a este Cristo
Lucas 10, 38-42: Marta lo recibió en su casa.
La hospitalidad es el tema presente en las lecturas de hoy.
En la primera lectura, Abrahán recibe en su tienda a tres misteriosos visitantes a quienes identifica con Dios mismo; Marta y María reciben en su casa al Señor. Abrahán les acogió con todo lo mejor que tenía: les dio agua para lavarse y les preparó un banquete. El premio fue la promesa de que tendrían un hijo; les costó creer el anuncio de fecundidad que les trasmitieron los visitantes porque ambos eran mayores y Sara estéril; para Marta, muy dispuesta para el servicio, también fue difícil comprender que lo más importante era acoger la palabra del Señor.
El pasaje de Marta y María viene precedido por la parábola del compasivo samaritano que escuchábamos el domingo anterior. Allí el Señor alaba la acción del samaritano y aquí, la contemplación de María, lo cual quiere decir que el Señor no contrapone la acción a la contemplación y que, por tanto, no es mas importante la escucha de la palabra, la oración…que el servicio, la acogida, la entrega o la práctica de la misericordia.
En la actitud de las dos hermanas de Betania hay dos comportamientos inusuales para aquel tiempo: Marta acoge a Jesús y le hospeda en su casa: María, a los pies, como un discípulo, escucha. Acoger y ser discípulo eran actividades de hombres. Jesús, como siempre en su ministerio, no hace distinciones de ninguna clase sino que mira al “ser” , al corazón.
Cuando el Señor reprende cariñosamente a Marta no reprende su actividad (el Señor va muy gustoso a Betania, la casa de los amigos) sino su activismo. Es buena su actitud hacia el huésped, pero el Señor le pide que no se sienta desbordada, que lo haga con serenidad, que lo disfrute; el Señor no va a Betania para comer, sino para estar con los amigos.
“La mejor parte” es poner en el principio a Jesús, hacer las cosas como El. Nosotros anunciamos, como dice la segunda lectura, a este Cristo.
Hospitalidad sencilla y generosa, acogida el forastero, escucha atenta, servicio….siempre la palabra de Dios nos invita a tener actitudes de respeto y de amor eficaz ante el “hermano pobre o desamparado”, ante quien acude a nuestra vida. Y esta actitud solo nos la da la mirada que adquirimos en la oración, en la escucha amorosa de la palabra.
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