SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS Y CONMEMORACION DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS. 1 Y 2 Dde noviembre de 2014
viernes, octubre 31, 2014, 10:39 AM - Comentarios a las Lecturas
SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS, Y CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS. 1 Y 2-11-2014. Ciclo A.1ª Lectura. Apocalipsis 7, 2-4. 9-14. Vi una muchedumbre inmensa que nadie podía contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas
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Salmo23. Estos son los que buscan al Señor
2ª Lectura. 1ª carta de San Juan.3, 1-3. Veremos a Dios tal cual es.
Evangelio. Mateo 5, 1-12ª. Estad alegres y contentos porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
El día de Todos los Santos se celebra de manera universal en toda la Iglesia desde el siglo IX, y la conmemoración de todos los difuntos, por influencia de los monjes de Cluny, se empezó a celebrar en Roma en el siglo XIV.
En el prefacio de la misa de Todos los Santos se expresa el motivo de la solemnidad de este día:” Hoy celebramos la gloria de tu ciudad santa, donde eternamente te alaban todos los santos, nuestros hermanos. Hacia ella nos dirigimos guiados por la gloria de los mejores hijos de la Iglesia, en quienes encontramos ejemplo y ayuda en nuestra debilidad”. Ejemplo y ayuda, ya que por la comunión de los santos, nos sentimos unidos a quienes “han muerto en tu misericordia” y a quienes “nos precedieron en tu amistad a través de los tiempos”, como rezamos en las plegarias eucarísticas.
El beato Pablo VI decía que el mundo necesita testigos, cristianos que hagamos presente a Jesucristo. Santos hay en todos los tiempos, culturas, edades, circunstancias sociales, estados de vida…pero en todos hay algo común: vivieron las bienaventuranzas como camino que les acercada a Jesús, para poder ser Jesús entre, con, junto y para sus hermanos.
La santidad es una vocación a la que nos llama el Señor desde nuestro Bautismo: fuimos unidos a Él, pera recuperar la imagen y semejanza perdida por el pecado, y poder ser Él entre los hermanos, y seguir realizando su obra.
La cultura de nuestro tiempo está lejos del espíritu de las bienaventuranzas. Los enemigos del alma, mundo (vanidad, codicia, ambición, ansia desmedida de poder y de utilizar a los demás…), demonio (instintos de hacer el mar a las personas, violencias, terrorismos, falsedades y trampas…) y la carne (el reducir la felicidad al placer sexual desenfrenado y fuera de su fin natural, las adicciones, el negocio del trafico de sexo y materiales sexuales…), la falta de respeto a la vida humana, del no nacido, del enfermo terminal… nos alejan del proyecto de Dios.
El camino de la santidad es otro: la humildad; la perseverancia en el esfuerzo; el interés real por el hermano, expresado en la compasión, en la misericordia, en la justicia, en el perdón, en la implicación en sus problemas…: en la veracidad, en el esfuerzo por la paz, en la coherencia de vida…Vivir el camino de las bienaventuranzas es proyecto de personas fuertes, seguras en el Señor, con unidad interior. Las bienaventuranzas son el retrato más fiel que tenemos de Jesús y el camino que más nos hace crecer como personas.
No olvidemos nuestra vocación a la santidad. Es el mejor servicio que podemos hacer a quienes están cerca de nosotros. No se trata solo de “querer” sino de tener un plan de vida cristiana, de seguirlo y revisarlo; las tentaciones y solicitudes del tiempo en que vivimos, nos desvían muchas veces del verdadero camino. La Eucaristía, vivida con intensidad y verdad, es donde nos alimentamos y fortalecemos para asemejarnos más a Cristo y recorrer el camino de la santidad.
Estos días, los cementerios parecen jardines, están muy visitados y limpios. A los nuestros que han muerto, no los hemos perdido para siempre, están con el Señor. Las flores son expresión de amor y signos de vida y de fiesta. No lo vivamos como un simple sentimiento, sino que sea expresión de la fe en la resurrección: “Creo en la resurrección de los muertos y en la vida del mundo futuro, amen”. Pensemos en el cielo, nuestra verdadera y definitiva patria, para no vivir esclavos de codicias y pasiones de este mundo. Que los nuestros desde el cielo intercedan por nosotros y los santos nos ayuden.
Que la oración por los difuntos, nos permita vivir en profunda comunión de amor, y que los sufragios ofrecidos nos ayuden a experimentar la intercesión de toda la Iglesia,
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