jueves, diciembre 16, 2010, 08:39 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO CUARTO DE ADVIENTO (19 de diciembre) 1ª Lectura. Isaías 7, 10-14.La Virgen concebirá
Salmo 23: Va a entrar el Señor: El es el Rey de la gloria.
2ª Lectura. De San Pablo a los Romanos 1, 1-7. Jesucristo, de la estirpe de David, Hijo de Dios.
Evangelio. Mateo 1, 18-24. Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David.
Ya hemos llegado al cuarto domingo de Adviento: vigilancia, conversión, espera gozosa, acogida. Estamos con María, José y el Niño que va a nacer.
Este es el domingo de María que “espera con inefable amor de madre” a quien ha sido anunciado por los profetas y que ella siente ya latir en su seno. Ella está presente en la profecía del Enmanuel en la primera lectura: “Una virgen está en cinta y da a luz un hijo y le pone por nombre Enmanuel que significa Dios con nosotros” y San Mateo, en el evangelio, nos la presenta como aquella en quien se cumple esta profecía.
José, el esposo, tiene una presencia especial en este relato de Mateo. Contempla sin comprender, a su prometida que está en cinta, intuye que hay un misterio en este nacimiento, y lleno de temor, decide dejarla en secreto.
Todo esto nos ayuda a contemplar el misterio de María: elegida por Dios, fecundada por el Espíritu Santo, incorporada y comprometida en la obra de Dios, quien para entrar en el mundo y en la historia ha querido contar con la libre implicación de una mujer virgen, que acepta su destino; ella, en silencio, confía plenamente en quien la ha elegido y ha querido contar con su participación libre y generosa.
El papel de José es fundamental dentro de su discreción. Es el hombre justo y bueno que manifiesta un temor sagrado. No puede comprender que María vaya a ser madre, y tampoco podrá comprender que el niño sea a la vez Dios y hombre verdadero. Necesita la ayuda de un Ángel que en sueños le de la noticia, le anuncia el evangelio que es Jesús: “No temas, José, recibir a María tu mujer…”. María acogió a su Hijo. José acoge a María y al fruto de su vientre: Los dos se ponen al servicio del plan de Dios olvidándose de ellos mismos.
Juan Pablo II le dedicó a San José un documento “Custodio del Redentor”. La figura de José, el hombre justo y bueno, es de una grandeza extraordinaria: se situó ante el misterio con serenidad y silencio, se entregó al servicio del plan de Dios junto a María, olvidándose por completo de sí. ¡Si Dios eligió y preparó a María para que pudiera aceptar su necesaria colaboración en la obra de la redención, también eligió a José, quien supo estar a la sombra del Padre junto a María y al Niño, y de quien Jesús aprendería tantas cosas! José es del gusto de Dios Padre, intercesor y ejemplo para todos los cristianos, padres, esposos, sacerdotes…
El tercer personaje de este domingo es el Mesías anunciado y ahora presente. Es Dios con nosotros, Enmanuel, presencia, compañía, el nunca nos deja. La Navidad es la certeza de la compañía de Dios, quien se hace de los nuestros para que nosotros seamos de los suyos; se mezcla con nuestra humanidad, para que podamos compartir su divinidad.
Y nos hace hermanos. Y nos hace eternos.
Nunca hubiera podido el ser humano soñar con tanta grandeza.
Acojamos también nosotros al Hijo de Dios que quiere nacer en nuestro mundo y en nuestro tiempo, con la mediación de nuestro ejemplo y de la entrega de nuestra vida a la causa del evangelio.
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