lunes, diciembre 29, 2014, 06:38 PM - Comentarios a las Lecturas
SOLEMNIDAD DE SANTA MARIA MADRE DE DIOS. Ciclo B. 1-1-2015.1ª Lectura. Números, 6, 22-27. Invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré.
Salmo 66. El Señor tenga piedad y nos bendiga.
2ª Lectura. Gálatas, 4, 4-7. Dios envió a su Hijo nacido de una mujer.
Evangelio. Lucas 2, 16-21. Encontraron a María, a José y al Niño. Al cumplirse los ocho días, le pusieron por nombre Jesús.
Hoy, primer día del año, el sentimiento mas general de todos es felicitarnos por el año que comienza y desearnos todo tipo de bendiciones del Señor y de bienes por el nuevo año. Agradecemos a Dios los bienes y la ayuda recibida en el año que termina y comenzamos el año con muchas esperanzas de que los problemas que sufrimos, a nivel personal, nacional e internacional, se vayan resolviendo.
Hoy en la celebración ocupa el centro María, la Madre de Dios, como la llamó la Iglesia en el concilio de Éfeso. Ella es la puerta por la que entró en el mundo el Señor. Ella le dio su carne y ella nos lo da a nosotros. Madre de Dios y nuestra. Las madres todo lo dan, todo lo sufren, todo lo guardan con amor en el corazón.
María es modelo y estímulo en la vida de fe. ¡Cuánto confió! Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo. ¡Cuánta grandeza en aquella humilde joven, “esclava del Señor”!
Como contemplamos estos días el misterio de amor que se realiza en la encarnación, el divino intercambio entre Dios y nosotros, contemplemos también a María, peregrina de la fe, siempre virgen, siempre madre. Gracias, Madre, por darnos el fruto bendito de tu vientre.
Enséñanos a vivir con sencillez, a guardar en el corazón llenos de amabilidad, a vivir en cercanía a Jesús para servirle en los hermanos y en la Iglesia.
El beato Pablo VI instauró que el primer día del año fuera la jornada mundial por la paz. “Paz a vosotros”, es la primera palabra de Cristo resucitado a los discípulos en el cenáculo. “Paz” es el mensaje de la Nochebuena. Los profetas anunciaron al “Príncipe de la paz”. Pablo nos insistirá en que Cristo nos trae “reconciliación y paz”. Jesús llamará dichosos a los que trabajan por la paz. Nuestro Dios es el Dios de la paz.
Este año el papa Francisco nos insiste en que no hay paz sin fraternidad. Ya sabemos que, a nivel internacional, es una tarea que trasciende nuestras posibilidades. Pero en la vida del cristiano, el deseo de favorecerla y construirla debe ser una permanente actitud interior. Vivir en paz, con nosotros y con los que tratamos; prudentemente favorecerla. No olvidar, que el campo en el que la podemos construir es muy amplio: todo lo que por exige la justicia, el respeto a la dignidad de todo ser humano, el ser sensibles a toda forma de discriminación ante pobres, excluidos por algún motivo, los “descartados” en lenguaje del papa.
“No esclavos, sino hermanos”. La pobreza genera nuevas formas de esclavitud, y la codicia desmedida la realiza. Nunca podemos hacer ”invisible” nada que vaya contra la dignidad de las personas, ni rebajar la fraternidad a “asistencia puntual” a los pobres.
Cristo es nuestra paz. Que Él trasforme todos los corazones e ilumine las ideologías de los pueblos para que se realice el mensaje de la navidad: “Paz en la tierra”.
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